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jueves, 28 de abril de 2011

PEPA HERRERO Y EL SR. CLAVEL

Ayer, estuvimos en Elda y como es lógico, en la Fundación Paurides y de nuevo, vimos a un interesante personaje, que ya habíamos visto el día que estuvimos montando la exposición de mi mujer. Hombre seguramente octogenario, elegante, pulcro y con muy buenos modales, que denotaban a persona que durante el transcurso de su vida, se ha sabido mover por las turbulentas aguas de los negocios, cosa que él mismo nos confirmó, durante el transcurso de nuestra conversación. En su traje de príncipe de gales con elegante chaleco, destacaba un fresco clavel que daba enjundia a su bien cuidada persona.

Hablando con Don Francisco, nos contó historias de andando por el mundo vendiendo zapatos, de su gran amor por la pintura, de como, para poder comprar un cuadro, tuvo que pagarlo en Francos Suizos y luego a la hora de regresar a su querida Elda, le faltaron pesetas para poder pagar el billete de regreso, si bien su despejado cerebro, pronto encontró la forma de poderlo solucionar.

Mirando un cuadro de mi mujer (Zapatero Dominicano) me hizo ver la diferencia que existía entre el zapatero de silla (antiguo) que casi todo el trabajo lo hacía sobre sus rodillas y el zapatero remendón, que realiza todo su trabajo a la altura del pecho, donde se encuentra una herramienta llamada "burro" donde coloca los zapatos, para hacer su trabajo.

Me contaba el Sr. Clavel (que así, me dijeron que se llama el buen señor) que durante su vida por toda Europa, había comprado más de cuarenta cuadros y que hoy, son su devocionario y que el mejor tiempo que pasa, es el que dedica todos los días a contemplarlos. Yo, sin pensarlo, le dije que también tenía la suerte de poder contemplar la obra que durante años, ha ido pintando mi mujer y que es como si los hubiera pintado yo. El Sr. Clavel, me dijo, que yo tenía la suerte de tener a mi disposición la fabrica de los altos hornos, donde se cocían preciosas obras de arte. En este punto, mi emoción no tuvo limites y mi orgullo, llegó hasta el último de los cuadros que en el tiempo ha pintado mi mujer. Con un abrazo cariñoso, despedí al Sr. Clavel, quien me dijo que hasta el día cinco de Mayo que desmontaremos la exposición, aún tendríamos tiempo de vernos más veces

Gracias "señor Clavel" por todo lo que me dijo y por lo que se quedó para usted, que Dios le acompañe y le dé mucha más vida, para que pueda alegrar con "sus historias," a las personas que tengan la suerte de encontrarlo en su camino. Gracias.
Balfrido Erades

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