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sábado, 9 de junio de 2012

PEQUEÑAS COSAS

Cuando tú te hayas ido…me envolverán las sombras, me quedaré mirando a través de mi ventana y veré la lluvia mojando mis cristales, pero no podré verte, sé que te recordaré y tú imagen querida, se irá haciendo grande en mi recuerdo…y en la penumbra vana, de mi pequeña alcoba, acariciaré tú recuerdo, recordaré aquellas noches de verano, en las que me solía quedar durmiendo sentada en tú regazo y era toda mi ilusión escuchar la miel de tú voz al contarme aquellos cuentos…aquellas historias sobre la luna y sus desdichados amores, a veces el ladrido de un lejano perro, llegaba hasta mis dormidos oídos y me hacían despertar, como si hubiera sido el rugido de aquel dragón que aterrorizó a la princesa Pepita, cuando camino del campo, su padre la llevaba en brazos y para que no tuviera miedo, le iba contando historias. Pero tú nunca te irás, siempre estarás en la primera fila de mis recuerdos, alguien me dijo aquel día…él siempre estará contigo y que bien que lo sabía, nunca me ha abandonado. Su imagen cada día más alta y cada día más querida, sigue estando en mi mente y es en los momentos más importantes de mi vida, cuando más quiere ayudarme, conforme se van pasando los años, a veces en la oscuridad, me confieso con él y su consejo, envuelto en aquella socarrona sonrisa, siempre me sirve de ánimo para seguir afrontando la vida. Hoy le he mandado un beso envuelto en el viento de un suspiro, quizás él lo pueda recoger en la oficina de objetos enviados con amor, luego tal vez por e-mail divino, me conteste y de nuevo me cuente aquel cuento de la princesa Pepita, que me contaba camino del campo y que cuando se equivocaba en algo, era yo la que lo rectificaba y se lo terminaba de contar ¿Qué habrá sido de la princesa Pepita? Se la comería el maldito dragón, o tal vez llegó a encontrar un príncipe, que luchando a muerte con el dragón, acabó con él y entregando la piel al papá de la princesa, este le hizo unos bonitos zapatos de piel de dragón, con los que la princesa corría y corría y ningún dragón podría alcanzarla nunca, por lo que a partir de aquel momento, dejó de temer a los dragones y haciéndose amiga de ellos, fundó una O.N.G. sin animo de lucro, para la defensa de dragones abandonados. Años después, el príncipe escribió una carta a la princesa Pepita, pidiéndola en matrimonio, pero cansada de esperarlo, la princesa terminó por casarse con otro príncipe, que aunque no era de sangre azul, a la princesita le hizo tilín y colorín colorado, esta historia, se ha acabado. pepaherrero

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