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jueves, 25 de julio de 2013

PENA Y TRAGEDIA

La tragedia, llegó por la noche, cuando nadie la veía, pensó que el anonimato estaría con ella, pero todos hemos visto su forma de actuar, todos hemos viajado en el santo tren de la muerte, todos hemos llegado tarde a la fiesta del Santo Patrón, las nuevas tecnologías nos han enseñado como se muere, pero también nos han hecho ver la solidaridad, la ayuda, el crecerse un pueblo ante la desgracia. Hoy Galicia se ha despertado…!no!, ¡no! hoy Galicia ha amanecido vestida de miedo y de sangre, pero también de ayuda y de disponibilidad para todo, pero cuando vimos el gusano, entrar en aquella curva, nuestras almas se comprimieron y todos sentimos el golpe, no sé si la culpa es de unos o de otros, los tiempos van trayendo nuevas formas y estas nuevas formas, son las que a nosotros nos utilizan a su forma y manera. Luego vienen los comos y los por qué, pero ya es demasiado tarde, sólo nos queda esperar a que alguien venga a dar la cara y nos hable en el triste idioma de la tragedia. Todo es cuestión de poner una cara compungida y decir lo que ha pasado, de forma que aún parezca más triste, todo es cuestión de que los espectadores, vean nuestra cara de pena, pero a veces uno, tiene otras cosas que obnubilan nuestro pensamiento y no se llega a concentrar del todo y eso es lo que hoy le ha pasado a Don Mariano. Al ver su triste figura, al escuchar su discurso a veces triste y monótono a veces casi incongruente, he pensado en los familiares, que seguramente esperaban un poco de consuelo, pero no he visto el rinconcito por donde pudiera entrar a esos corazones rotos por la gran tragedia. En vez de eso, he visto un hombre inseguro, como temeroso de que alguien lo pudiera culpar del accidente. Lo he visto bajar la vista casi hasta el suelo, su cuello ha hecho muchas veces el mismo recorrido, pero sus ojos…sus ojos de miedo, de miedo a enfrentarse a las cámaras, ni una sola vez se han detenido a mirar cara a cara a esos pobres que en su lecho del dolor, esperaban ver al presidente de su país mirándolos a los ojos y haciéndoles saber, que a través de él, toda la nación, unía su dolor al de ellos. Ningún familiar de todos aquellos muertos, vio aquella mirada de alguien capaz de llevarles consuelo y de reconfortar sus almas, sólo vieron una imagen triste, triste por sus problemas (si es que los tiene) pero con ganas de terminar y de perder de vista, a aquel maldito ojo que lo miraba acusadoramente y que le contó a todo un pueblo el sentir de un gobernante. Tal vez luego, otro que lo pueda hacer mejor, se asomará a aquella misma cámara y levantará el ánimo de los que hoy están sufriendo. Tal vez algún día se acuerden, que mientras ellos estaban en el lecho del dolor y de la muerte, un pueblo entero, fue solidario, dio su sangre para los infortunados, a los que su lotería fue triste en ese día, tal vez se acuerden que Santiago de Compostela entera, fue a donar su sangre para que ellos pudieran hacer un brindis de amor y vida, lo demás, es mejor ni acordarse. pepaherrero

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