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miércoles, 16 de octubre de 2013

MERCADONA MI ENEMIGA

Me parece que tiene razón mi marido, a veces es un poco pesado con sus cosas, pero después de una vez y otra y otra, tengo que darle la razón. Y es que cada cual en este país va a la suya y “Timadona” esa cadena tan cercana a nosotros, no respeta ni a propios ni a extraños. Cada vez que llegan estas fechas, se quedan sin una clase determinada de horchata y que casualidad, siempre es la misma la que se acaba, mientras las otras más caras, van ganando espacio en las estanterías, esta otra va desapareciendo poco a poco, hasta que su puesto es ocupado por el género que ha quedado sin vender de los otros productos. A mi marido, por cuestiones de gusto, las otras horchatas no le gustan, él es horchatoadicto a esa clase (no sé ni de qué marca, si es que la tiene) pero lo cierto es que cada otoño y hasta que la empresa quiera, él volverá a la leche “Celta” pero con muy mala milk, ya que prefiere la horchata, mientras tanto, los pobres clientes que estaban acostumbrados a la otra horchata, no tendrán más remedio que pagar y plorar. Así nos va la vida. Pobres políticos, si tuvieran un poco de vergüenza, yo creo que más de uno hubiera dimitido, si hace unos días fue don Montoro el que la pifió, ayer le tocó el turno a doña vicepresidenta de Santamaría (válgame la virgen santa) quinientos nosecuantos mil parados defraudando a hacienda que somos todos, luego a alguien se le ocurrió hacerle saber que no habían sido tantos los lobos y lo arregló todo echándole la culpa al último de la fila, con la connivencia del señor presidente, que le negó su derecho a contestar a tan bella dama, la cual antes de verse comprometida, prefirió interpretar la “tocata y fuga de Zoraya” y es que políticos hay muchos en este país, pero gente con vergüenza cada día queda menos. Desde que salió la moda del whatsapp ese, si antes los valores sociales no estaban muy altos, ahora han caído hasta lo más profundo del pozo de la grosería, mujeres, hombres y niños, con sus maléficos aparatos, pasan por la vida sin saber por dónde han ido, ya puedes llegar al autobús, o entrar en un local lleno de gente, por más que te empeñes en dar tus buenos días, en el mejor de tus tonos, lo único que recibes, es la callada por respuesta, pero además amparándose en el infernal aparato, se hacen los tontos para no ceder el asiento a la pobre abuelita que llega con su muleta, (para eso he pagado mi billete…seguro que ella lleva un bono-bús…(buena respuesta) pero yo la he escuchado, en fin como dijo la oposición, mañana, hablaremos del gobierno. pepaherrero

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