Todos se echaron a la calle...En el
reino de Nolt, se produjo el gran escándalo, entre los guardias ciriles, habían
hecho una redada y se habían llevado a un buen lote de ladrones convictos y
confesos, el tribunal que los tenía que juzgar, estaba reunido en la plaza del
pueblo, eran tantos los acusados, que un sólo verdugo, no iba a ser suficiente,
tuvieron que llamar a los verdugos de la reserva y pedir ayuda a los
trabajadores del gremio, para que pusiesen en uso todos los aparatos de la
Justicia humana.
En la plaza del pueblo, ya se
levantaban las distintas tarimas, en la de la zona donde más daban las sombras,
la tarima de los Jueces encargados de poner sentencia, en las dos centrales, se
levantaban los cadalsos, donde los corruptos, ladrones, chorizos y demás reos
tendrían que rendir cuentas a los hombres y a Dios.
Vinieron de tierras del norte del país
los afiladores, con sus grandes ruedas amoladoras, pusieron en marcha las
herramientas para el trabajo de los verdugos especialistas en el corte de
cabello. Los especialistas en poner a punto la guillotina, llegaron como ayuda
de la comunidad internacional, con el sólo propósito de hacer saber a sus
pueblos allende las fronteras del Norte, que en sus países, también estaban
preparados para no dejar pasar ni una más.
El populacho, se amontonaba entorno a
la tarima donde los Jueces trabajaban a destajo, todos (o casi todos) los reos
eran condenados a la pena capital, unos tendrían que pasar por la guillotina y
los otros por las grandes hachas o por las duras cuerdas que no tardando mucho
acariciarían los cuellos de los menos condenados.
Mientras tanto, en las mazmorras de las
cárceles del pueblo, otros verdugos más especializados, se ocupaban en
descoyuntar los cuerpos de aquellos que se negaban a decir, donde habían
colocado sus sestercios de plata, que con tanto afán habían robado al pueblo,
consintiendo que niños y ancianos pasaran hambre, hambre injusta, pues los
niños no tenían culpa de nada y los ancianos, se habían ganado su pan con el
pago hecho a los gobiernos que precedieron a los irresponsables que en ese
momento dirigían los destinos del pueblo de Nolt, sin importarles más que hacer
todo lo contrario de lo que prometían.
Sólo al cabo de unos días, las entradas
de los pueblos de Nolt, se vieron llenos de picas en las que las cabezas de
todos los chorizos, se calentaban al sol, pero ni los perros ni las aves
rapaces, fueron capaces de alimentarse de aquella carne infecta, algunos
buitres que por su hambre, intentaron comer, murieron víctimas de la
podredumbre que de ellas emanaba...pepaherrero
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