Estaban cansados. Sus
camellos, sucios y mal olientes, no paraban de dar coces. Sus miradas eran de
puro odio. Los pajes no tenían compasión de aquellas pobres bestias. En el
fondo de la jaima, los tres reyes se calentaban alrededor de un triste y maloliente
fuego y comentaban el fracaso de su misión. No habían conseguido nada de los
yihadistas y estuvieron a punto de ser secuestrados. Por el desierto, fueron
atracados por partidas de malhechores que pretendían pertenecer a tribus
rebeldes, pero se demostró, que sólo eran malhechores de poca monta y mucha
cara. Con los de la OPEP no pudieron ni llegar a hablar, estaban que echaban
chispas y temían pegar con ellas fuego al petróleo que se les amontonaba por
todos los sitios y eran incapaces de venderle a nadie. El año estaba llegando a
su fín, no sabían a que carta quedarse, pero de pronto Baltasar tuvo una gran
ocurrencia y cogiendo papel y bolígrafo empezó a escribir...Querido Papá Noël:
tú que todo lo puedes, mira de echarnos una mano, necesitamos conseguir, que
los terroristas, se queden en sus casas una temporada muy, muy larga. Que a
nuestros gobernantes, les entre el conocimiento y no se ofendan de forma
personal, que la gente disconforme con lo que están teniendo que vivir no
peguen a los políticos y que estos se preocupen más de sus ciudadanos, que
piensen que cuando ya tienen mucho, lo demás son sobras y las sobras son
ideales para mantener a los pobres, tal vez si somos capaces de poner de
acuerdo a todos los Dioses del Olímpo, ellos entre todos nos puedan enviar una
poca de paz y felicidad para el año que llega y a cambio, nosotros les
cantaremos nuestros mejores billancicos y les prometeremos ser más humildes y
mirar más por nuestros semejantes.AMÉN.
viernes, 18 de diciembre de 2015
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