Estaban cansados. Sus camellos, sucios y mal olientes, no paraban de dar coces. Sus miradas eran de puro odio. Los pajes no tenían compasión de aquellas pobres bestias. En el fondo de la jaima, los tres reyes se calentaban alrededor de un triste y maloliente fuego y comentaban el fracaso de su misión. No habían conseguido nada de los yihadistas y estuvieron a punto de ser secuestrados. Por el desierto, fueron atracados por partidas de malhechores que pretendían pertenecer a tribus rebeldes, pero se demostró, que sólo eran malhechores de poca monta y mucha cara. Con los de la OPEP no pudieron ni llegar a hablar, estaban que echaban chispas y temían pegar con ellas fuego al petróleo que se les amontonaba por todos los sitios y eran incapaces de venderle a nadie. El año estaba llegando a su fín, no sabían a que carta quedarse, pero de pronto Baltasar tuvo una gran ocurrencia y cogiendo papel y bolígrafo empezó a escribir...Querido Papá Noël: tú que todo lo puedes, mira de echarnos una mano, necesitamos conseguir, que los terroristas, se queden en sus casas una temporada muy, muy larga. Que a nuestros gobernantes, les entre el conocimiento y no se ofendan de forma personal, que la gente disconforme con lo que están teniendo que vivir no peguen a los políticos y que estos se preocupen más de sus ciudadanos, que piensen que cuando ya tienen mucho, lo demás son sobras y las sobras son ideales para mantener a los pobres, tal vez si somos capaces de poner de acuerdo a todos los Dioses del Olímpo, ellos entre todos nos puedan enviar una poca de paz y felicidad para el año que llega y a cambio, nosotros les cantaremos nuestros mejores villancicos y les prometemos ser más humildes y mirar más por nuestros semejantes.AMÉN.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario