Que noches tan calurosas, cuanta luz en el ambiente, suenan cohetes por doquier y las palmeras en la noche, lanzan sus fuegos de colores cantándonos en las fiestas. Veo pasar a esas niñas, vestidas de alicantinas, veo como en sus ojos, se iluminan sonrisas que reparten a partes iguales, entre sus amados y los que embobados admiramos su belleza, detrás las bandas de música, desgranan las notas de esos pasodobles de nuestra tierra, que a todos, nos hacen ser jóvenes de nuevo, recordando esos tiempos no muy lejanos, en los que también quisimos ser admiradas.
Bajo la cara del moro, "a la llum de les palmeres," tiene siempre mi Alicante, en sus fiestas un tesoro. Al pasear por sus calles y contemplar sus hogueras, llega a mi pecho un suspiro y el corazón se me altera. Que me das en estas fechas, Alicante de mi alma, que siento que al contemplarte, el corazón se me ensancha.
Cuantas cosas te diría, y cuantas yo te contara, en esa noche del fuego, mi mano te acariciara. Me gusta ver como arden las hogueras tan lozanas, como se hacen cenizas, mientras en aquella plaza, las niñas lloran su final, suspiran y se ponen blandas, pues se acaba su reinado y pronto les llegará el tiempo, que mujeres ya granadas, suspiren en sus recuerdos, de festeras veteranas.
pepa herrero
miércoles, 22 de junio de 2011
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