O más bien al revés, las vueltas de las gaviotas (es que no paran.) Nada más encender sus luces el nuevo día, empiezan con sus discusiones todas las que están, no sé si todas las que son. Pero el revuelo (y nunca mejor dicho, es impresionante) sus vuelos rasantes, a veces me asustan Creo que voy a ser atacada, cuando en perfecta formación de "rombo" las cuatro a la vez, se lanzan hacia la zona donde me encuentro y no sé si tengo más miedo por mí, o por lo cerca que pasan sobre un cable de la luz, con el consiguiente peligro para ellas.
Discuten...Discuten...No paran de discutir, todas quieren tener razón, todas quieren ocupar el mejor sitio en las rocas. Todos los sitios menos uno. ¿Será el trono del Rey? o quizás sea el mejor observatorio y siempre lo ocupa la que mejor vista tiene (que a la vez, es la más grande) el espectáculo, lo tengo servido, desde la mañana, hasta la noche.
Como no son nada discretas, me entero de todas sus cosas. Sara, se entiende con un "gavioto" que la viene a ver desde un acantilado de Benidorm, (aun que dicen que es casado con una gaviota de la alta sociedad de Benidorm,) con la que tiene tres hijos, dos de ellos, están estudiando en una Universidad de "altos vuelos."
No quiero hacerme muy pesada con este tema, porque creo que con el tiempo, que voy a estar cerca de ellas, tendré tiempo de conocerlas mejor y podré mejorar las historias que de ellas pueda contar, se va acercando la noche y cada mochuelo... Perdón cada gaviota, se va marchando a su nido, mientras tanto, Salvador Gaviota, que así se llama el vigilante de la zona, sigue oteando el horizonte, viendo como todos sus súbditos, se recogen en sus nidos y la noche, va cerrando la puerta a todas las aves que no estén dotadas de piloto automático, para poder volar por la noche, a todo un beso de buenas noches.
pepa herrero
miércoles, 29 de junio de 2011
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