Me canso, de tanto repetirme, me canso,
pero al final la cosa sigue igual. A mí, me gustaría ver algún detalle en los
encargados del asunto político, pero el que espera desespera, pero el cambio,
nunca llega.
Don Mariano, llegó de la mano de Don
José Mari, luego Don José Mari, se arrepintió, pero la cosa, ya no tenía
remedio, Don Mariano, ya era el presi de la cosa y como todos al llegar dijo
que lo iba a cambiar todo, que llegaba un nuevo tiempo, que España iba a salir
a flote con una nueva política en la que todos íbamos a estar mejor.
No desesperéis compañeros, sed fuertes
que todos estamos con vosotros y todo lo arreglaremos...esta misma historia, se
la contó a Bárcenas, a Matas, a Mato y en el intermedio a unos cuantos más, al penúltimo
al jefe extremeño con sus viajes y lo que siempre ha quedado muy claro, para él
y para todos los del partido, es que por mucho que se les vea el plumero, no
hay nadie imputado y nunca lo habrá tiruri, tirura.
La señora Mato, dueña de un desparpajo
(para sus adentros) como solamente se puede encontrar en el reino animal y
entre los de hocico buscador de ocasiones entre la basura, se ha dejado
convencer para dejar su trono de ministra, a cambio de su silencio y su escaño
según cuenta la prensa canallesca. Pero cuál fue la impresión que recibimos
todos cuando el bueno de Don MARIANO alzando su potente voz y dirigiéndose a
todo el país dijo aquello tan oído de...¡¡YO POR ANA MATO.!!
Y es que los compañeros de viajes,
deben estar juntos, a las buenas y a las malas, pero si quedara o quedase una
poca de dignidad en esta dura vida, nos daríamos cuenta de que tampoco es muy
elegante que digamos el ir dejando por los caminos los restos de los muertos en
el combate, por Dios, por la patria y por...pepaherrero
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