Cuando terminó la cacería, decidieron volver por la autopista 2.015,
era la más nueva del país y aunque no llevaba a ningún sitio, había sido
inaugurada a toda prisa con el fin de apuntarse un nuevo tanto de cara a las próximas
elecciones.
Al entrar en la gran ciudad, todos se dieron cuenta del ambiente raro
que se respiraba, mandaron cerrar las filas de la guardia en torno al coche
Imperial, a riesgo de tener un accidente múltiple, lo primero era la integridad
de su Imperial Majestad.
A un lado y a otro de la 2.015, piquetes de desarrapados, encendían sus
hogueras y gritaban sus consignas. No parecían temer a las nuevas leyes que
amordazaban al pueblo y los castigaban con grandes condenas y latigazos sin fin,
el hambre, podía más que su miedo y no pasaba ningún vehículo, que no fuera
parado y registrado, mirando si dentro llevaban algo con lo que saciar su
hambre.
Muy cerca ya del palacio Imperial, la turba se cerró en torno a la
comitiva, tal vez el olor de la sangre de las piezas cazadas, hicieron mella en
las narices dilatadas de aquellas hordas hambrientas. La guardia, atacó sin
compasión, se escucharon gritos de dolor, pagaron justos por pecadores, niños
reunidos para ver la comitiva y a la espera de algún dulce, fueron masacrados y
muertos, la guardia Imperial, no podía mirar contra quién dirigía sus armas.
La guardia pretoriana, tuvo que hacer la tortuga, para poder sacar a su
Imperial Majestad del coche y hacerlo entrar en su Imperial morada. Aunque
forjado en los ejercicios militares y en la lucha cuerpo a cuerpo, no iba a
consentir, que nadie pusiera en peligro a su Imperial persona, por lo que hizo
que la ley, se cumpliera a rajatabla.
Fueron perseguidos todos los manifestantes, las cárceles se llenaron de
sospechosos, las mazmorras se llenaron de gritos, pero ni las más grandes
torturas, fueron capaces de sacar una sola declaración, se hizo dimitir a
ministros y a secretarios, se condenó a muerte a muchos de los presos
sospechosos...¡¡sospechosos!! ¿de qué? nadie sabía ni por cuanto ni por qué,
pero gentes adictos a su majestad Imperial, vieron desde la otra vida sus cabezas
clavadas en las picas de los muros del Imperial recinto. Aunque las naciones
colindantes protestaron, aunque la Unión Europea, España, Francia y otras naciones
colindantes, presentaron sus quejas al Emperador, él se rió de todos...Si un
país no se gobierna con mano dura, otra mano dura destruirá su poder...el
tiempo le demostró al tirano que el poder, reside en el pueblo.pepaherrero
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