Salieron a celebrarlo, se acerca la
Navidad y hay que prepararlo todo. Quedaron en el centro comercial, las luces
refulgentes, hacían que la tarde-noche fuera pleno día. Uno a uno llegaron todos
los de la cuadrilla. Besos, abrazos y los mejores deseos para todos.
Aunque el día había sido templado, la
tarde fue refrescando y María abrigó cómo pudo a su marido, ya había cumplido
los ochenta y dos y eran pocas las veces que conseguía recordar las palabras,
para hilvanar lo que quería decir, pero su conocimiento era pleno. Era pleno y
sufría, sufría viendo cómo María pretendía hacerle creer que la Navidad les
traería algo de lo que les faltaba.
Tal vez, Nena, hoy vería a Juan, desde que
salieron cada uno hacia su centro de estudios, no se habían visto. Nena estaba
enamorada. Juan apenas de daba cuenta del cariño de Nena, era una más del
grupo, era simpática y cordial, su belleza no dejaba lugar a dudas, pero Juan,
tenía su pensamiento en otros menesteres. Ya hacía cinco años, que le rondaba
por la cabeza, que al acabar los estudios, se iría a trabajar a algún país
donde pudiera ser necesario él y sus estudios. Había escrito a una O.N.G. y
esperaba la respuesta.
Ya estaban casi todos reunidos, sólo
faltaba Nuria, Nuria tenía además de veintidós años, una pequeña de tres, que
le impedía llegar tan puntual como ella quisiera. El carrito de la niña la
retrasaba tanto, que muchas veces, prefería poner una excusa y quedarse en
casa.
María se había retrasado y Tomás andaba
por el bordillo de la acera, cuando de repente, algo le golpeó, Tomás se dio
cuenta que era un carrito de un bebé, trató de cogerlo, pero el carrito fue más
rápido que Tomás. El Carrito impulsado por la inclinación de la acera, cada vez
cogía más velocidad, María se dio cuenta un poco tarde, pero llegó a tiempo de
separar el carrito de la llegada del autobús, aunque ella, no logró esquivar el
vehículo que con su parte derecha, golpeó el costado de María.
Sólo unos minutos después, la
ambulancia llegaba al Hospital, mientras en la puerta de aquel gran almacén,
unos decían una cosa y los otros la contraria, María inconsciente entró en
aquel quirófano, Tomás sólo y sin poder contener las lágrimas, no tenía claro
donde se encontraba, sin saber lo que hacía, tomó el camino de la puerta del
hospital y en el momento que salía a la calle, llegaban en un coche, Juan,
Nena, Nuria con su carrito y el dueño del coche, del que no ha quedado
constancia de su nombre.
Nuria se dirigió al desconcertado
anciano y cogiéndolo del brazo lo hizo regresar hasta la sala de espera, donde
iban a llegar las noticias del estado de María.
El Doctor Luján, salió del quirófano,
al primero que vio, fue a su antiguo compañero de Universidad, al que abrazó
sin saber que era lo que traía a su viejo amigo, luego trató de dar
explicaciones sobre el accidente ocurrido a la anciana y que por raro milagro,
no había tenido ninguna consecuencia.
Las Navidades son así, en la pareja de
ancianos, Nuria encontró la familia que no tenía. Los ancianos, en Nuria y su
hija, encontraron una nueva familia. Con la alegría de saber el resultado de la
exploración de la anciana, Juan abrazó a Nena y una corriente de alto voltaje
recorrió su cuerpo.
Los ancianos, Nuria y su hija rehicieron
sus vidas juntos, Tomás haciendo carantoñas a la pequeña, fue recuperando poco
a poco la memoria y de ella salieron los mil y un cuento que Tomás aprendió
para contarles a los hijos que luego no tuvieron...y todos, todos vivieron unas
¡¡FELICES NAVIDADES!! pepaherrero.
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