Ahora, en este preciso momento, cuando
tenemos un pié en una parte de nuestro río Rubicón y el otro en la otra orilla,
ahora que empieza a vivirse otra época, en la que será nuestro Rey aquel niño
rubio y formal, hijo de todas las madres españolas de aquel momento, y aunque
tenemos muchos peros que poner, no en el hecho en sí, sino en sus formas. Todo
el pueblo se va a levantar a la una y va a hacer un gran esfuerzo, todos vamos
a luchar codo con codo con nuestro nuevo caudillo y cómo decía el himno de tiempos
pasados, veremos como una España nueva, resurgirá de sus cenizas.
Los aprovechados, los que están en la
política, para hacer negocio, los que quieran seguir explotando puestos y
privilegios, tendrán que marcharse con viento en popa y a toda vela. Después de
que las tropas de la justicia y la paz hayan terminado de cruzar el río, un
nuevo horizonte y una nueva luz, señalarán el camino de nuestro resurgir y de el ocaso de ellos.
Sólo soy una mujer, soy la mujer que un
día vio nacer un niño, en aquel niño, se pusieron grandes esperanzas y su
tiempo ha llegado, a partir de mañana, en nuestra España un nuevo amanecer se
abrirá y en su manto, traerá pan y paz para todos, ALEA
IACTA EST.
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