Tal vez vuelvan las oscuras golondrinas
de tú balcón sus nidos a colgar, pero aquellas que se fueron...aquellas, no
volverán.
Y es que el reino de Nolt, está sufriendo
grandes cambios, desde que el rey Palito dejo de reinar (sin que al parecer,
nadie se lo pidiera) las cosas cambian a cada momento. Las leyes cambian, unas
por necesidad y otras por obligación, pero el pueblo, sigue viendo a sus hijos
pasar hambre, los padres, siguen sin encontrar el trabajo, que les ayude a salir
de la pobreza, pero lo único que consiguen, es gastar lo poco que tienen en
intentar conseguir un trabajo y en ello invierten sus últimas monedas.
El hijo del rey Palito, ha tomado el
poder, la carga será grande, pero el pueblo, aunque no ha sido llamado a
manifestarse a favor o en contra, en principio deja pasar el tiempo y mira con
grandes dudas lo que se le viene encima. (Otros vendrán, que a los de antes
buenos harán) Se fue Palito y dejó su reino, lo hizo para que todo cambiara y así
poder seguir igual, la intención fue buena, pero al acecho, muchos y grandes
intereses, afilaban sus garras para tratar de comerse el mejor bocado de lo que
todavía quedaba.
Pronto salieron a la palestra los
menestrales a decir lo bien que lo íbamos a pasar todos, a partir de ahora, los
impuestos iban a bajar a ras de suelo, las ayudas, serían las más grandes jamás
recibidas. Al parecer, las banderas que plantaron en la puerta del palacio de
la Cazuela, desde que marchó el rey Palito, se regaban todos los días y ya
estaban dando frutos. Y hasta cuentan que a las grandes fortunas, las van a
hacer mucho más grandes.
En la capital del reino, repartieron
pan y banderas, el que cogiera una bandera, tendría derecho a un número, para
el sorteo de una barra de pan (duro, que así dura más) los súbditos de Nolt, se
llenaron de alegría, a la hora del paso de los nuevos reyes, un pueblo
emocionado, lanzaba vítores a la familia real, allá en lo alto de las terrazas,
se apreciaban las figuras de los que siempre vigilaban con esmero de la paz y
el orden y el pueblo satisfecho y feliz, pensó de corazón, que sus problemas se
habían terminado, la madre acercó a su pecho al hijo hambriento y sintió el
daño de los dientes del hijo al morder su seco pezón...una lágrima (al parecer
de alegría) resbaló por la cara de la madre, mientras gritaba con alegre voz...vivan
los nuevos reyes...viva el reino de Nolt. Y mientras el coche descubierto,
transportaba a aquellos pobres reyes, padres y madres, se daban cuenta, de
cuanto les había cambiado la vida.pepaherrero
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