SE FUE MARCHANDO...

Aquella mañana fría y lluviosa, nadie sabe cómo llegó, pero hasta la puerta del mercado llegó aquel anciano. Iba bien vestido, no tendió la mano pero algunas personas, se la acariciaron, no pidió limosna, ni se la entregaron, la gente lo vio y hasta él llegaron, él les sonrió y les habló muy bajo…les habló de amor, de paz, de trabajo…alguien lo tomó por loco y a la policía llamaron, mientras otros se fueron acercando, el anciano acarició a los niños. Algunos enfermos se le acercaron, él les habló despacio…despacio, pausado, casi en un susurro, pero le escucharon. Los coches llegaron, las sirenas sonaron, bajaron los guardias, repartieron palos, nadie quería irse, todos abrazados y aquella señora de pelo mojado, tapó con su cuerpo al pobre anciano. Se escuchó algún grito, un grito rasgado, se erizaron vellos, ¿señor que ha pasado? La gente corría, todo era muy raro. Llegaron más guardias…y dieron más palos. Un niño pequeño, salió mal parado, las gentes huyendo, al niño pisaron… Llegó la ambulancia, al niño llevaron a la Residencia donde lo operaron. La madre lloraba, los ojos del padre son rayos de fuego que odio han disparado. Se hace el silencio, el viejo ha llegado y habla a la gente, le habla despacio. Habló de perdón, habló de pecado y habló del niño y levantó su mano, en la mano el niño llevaba aquel clavo que un día de hombre, lo ha crucificado. Casi en silencio, todo ha pasado ¿Habrá sido un sueño? ¿Tal vez, no ha pasado? Pero mucha gente allá en el mercado, levantan sus voces, no se han conformado, se hizo una ola y se va agigantando y piden justicia, se van apretando, es un pueblo unido el que está llorando, mañana será el día soñado, vendrá la Justicia, acabará el pecado, corruptos, ladrones…habrán terminado, saldrá un sol radiante, brotarán las fuentes de un nuevo mañana, mientras tanto, el viejo, se iba marchando, cruzó por el puente, se llevó las nubes, cubierto de blanco…pepaherrero