lunes, 23 de abril de 2012
SICOFONÍAS
Cuando entraron en aquella casa, nada podían imaginar de lo que se iban a encontrar, la casa estaba desierta desde hacía muchos años y aunque a veces fue ocupada por personas indigentes, pronto la abandonaban de nuevo, el viento y la lluvia, se ocuparon del resto. En sus tiempos pudo ser una mansión señorial, o tal vez la ocuparon gentes de alta alcurnia y por alguna circunstancia, la abandonaron. Yoya y Alfredo, al terminar sus clases, encontraban en la casa un sitio donde poder compartir su amor sin ser nunca molestados, el curso tacaba a su fin las noches de frio habían quedado atrás y Yoya, deseaba estar a solas con Alfredo, sin importarle ni como ni donde.
.-Alfredo, le dijo, he hecho creer a mis padres que nos vamos a una excursión con todos los del curso y que pasaremos la noche en Almería, me ha costado convencerlos, pero si quieres, podemos pasar la noche juntos en “nuestra casa”. Al principio Alfredo pensó que estaba loca, pero él también tenía deseos de estar con ella, la historia en su casa fue la misma que en la de Yoya y a las tres de la tarde, se encontraron de nuevo con sus mochilas a sus espaldas, las mantas colgando de las mochilas y sus corazones latiendo al unísono.
A las cinco en punto de la tarde, entraron en “su” casa, Alfredo le hizo los honores y como manda la tradición la entró en sus brazos y Yoya lo abrazó, tendieron las mantas, e hicieron el amor, hicieron el amor y sufrieron, hicieron el amor y gozaron, hicieron el amor y…el amor los agotó y sus cuerpos cansados y sudorosos, abrazados se durmieron, no oyeron al viento, no escucharon la lluvia, sus mentes embotadas por el amor, no fueron capaces de escuchar aquella voz que hacía retumbar la noche, que con sonidos guturales, les pedía que le ayudaran, pero todo era imposible, cuando dos cuerpos enamorados han estado manteniendo un duro combate, el resultado es este. No existen sicofonías que les pueda despertar, pero era mucha la necesidad que tenía aquel fantasma de ser escuchado y no contento con sus huecas voces, terminó por agitar los cuerpos desnudos de los amantes.
Cuando el fantasma de Isabel, pudo conseguir un poco de atención, aquellos cuerpos desmadejados y empapados de sudor, no podían creer lo que estaban viendo, fue Alfredo quien al final logró despertar de aquel sopor que lo tenía obnubilado y acariciando a Yoya logró despertarla, Isabel, cuando los amantes le prestaron atención, les contó su historia: hace más de cien años, Isabel se enamoró de Lucas, Lucas era el caballerizo de su padre, pero Isabel amaba a la persona, su trabajo no le importaba. Pero su padre tenía otros planes para Isabel y sin importarle lo que ella pensara, la obligó a casarse con Dimas, viejo y tétrico personaje a quien en el pueblo, todos temían. No tuvo Isabel más remedio que cumplir la voluntad de su padre, pero de ninguna forma renunció al amor de Lucas.
El hijo de Isabel y de Lucas, no pudo negar de quien era vástago, el pueblo habló y el viejo Dimas, mandó matar a Lucas en aquella mansión, Isabel perdió el juicio y a su hijo y desde entonces vaga por la casa buscando la forma de poderse reunir con Lucas. Yoya, no se sorprendió de nada de lo que escuchó y con la ayuda de Alfredo, consiguieron hacer que el fantasma de Isabel, llegara hasta el cementerio y reunirse con Lucas, desde entonces, en el cementerio siempre hay un ramo de flores frescas y Yoya se ocupa de limpiar la tumba de los enamorados que hoy descansan juntos y en la vieja mansión, ya no se escuchan las sicofonías, pidiendo reunirse con su amado.pepaherrero
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