viernes, 9 de marzo de 2012
EN EL HOMIGUERO...
Hace mucho…mucho tiempo, al pasar por aquel camino, me encontré un hormiguero, nunca me había parado a mirar algo así, tan de cerca, con tanto detenimiento…con tanto cariño…y lo vi y lo descubrí, nada se escapó a mi vista. El camino de las hormigas era largo y sinuoso, mientras unas iban, las otras venían y al cruzarse, sus antenas se entrelazaban, no sé si se intercambiaban órdenes de la superioridad, si hablaban de sus proyectos y los compartían, o si era su forma de hacerse el amor. Cualquiera de las cosas que hicieran, al parecer las tenía muy interesadas y yo casi sin darme cuenta, iba metiéndome, en el ritmo frenético de aquellas trabajadoras incansables. Mi cuerpo, sin darme cuenta, menguaba y menguaba, mientras las hormigas, a cada momento se hacían mayores, hasta que de momento, sentí que mi cuerpo, era arrastrado por un torbellino que me condujo en su vórtice hasta el centro mismo de aquel hormiguero.
Al momento de mi llegada, no pude saber donde había ido a parar, seguía viendo el ir y venir de aquellas hormigas gigantes, algunas al pasar por mi lado, me pareció que me saludaban, luego, me di cuenta de que me llamaban por mi nombre… pepaherrero,,,pepaherrero,¡ven!¡Necesitamos tu ayuda!...pepaherrero…pepaherrero. Por un momento creí escuchar la voz de Olga…!llévate esta bandeja…! Dios mío ¿Qué es lo que me está pasando? ¡Hala! ¡Hala, fiñíña! Que “non” tenemos tiempo para todo ¡Dae prisa! Cogí la bandeja, siguiendo el camino de todas aquellas trabajadoras criaturas y siguiendo su camino, llegue hasta aquel sitio que me resultaba familiar, ¿la nueva sede?, cuando levantó la cabeza, lo vi con mis propios ojos era ¡Rafael Estela! Era mi amigo convertido en hormiga, pero no acabaron aquí mis sorpresas, Jaime Iborra, Poblador, Carlos Bermejo con Lolita y Elena…y Juana,,,y Rosa y aquella tan dulce…era…Viviana, también estaban sus maridos y todos se afanaban en su trabajo, yo no sabía donde colocar aquella bandeja que Olga me había dado, fue Lolita la que me la pidió ¡pepaherrero, dame la bandeja, para poner la Coca! Y se la di y no estaba segura, pero tenía la sensación de que de un momento a otro, iba a perder el conocimiento, me apoyé en alguien que pasaba y que luego vi que eran Fragar y su mujer, ¡Hola pepa! ¿Qué te pasa?...busco…busco a mi marido…las rodillas se negaban a mantenerme firme, una angustia inmensa comenzó a atenazar mi garganta y luché y luché y me defendí de todo y de todos. Y cuando ya no podía seguir luchando, noté que una mano amiga, me acariciaba…!Amor!…!Amor!, que ya son casi las ocho…!despierta, despierta!…y en mi subconsciente, me acordé de aquel hombre, Martin Luther King…ayer tuve un sueño…pepaherrero
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