sábado, 6 de octubre de 2012
CON LA MÚSICA, A OTRA PARTE
Eran casi las siete de la tarde, el joven maestro controlaba que en el escenario, todo estuviera en perfecto estado. Su cerebro se abría a las notas de las piezas que la orquesta iba a interpretar, la mezcla de instrumentos en el interior de su cerebro, se conjuntaban en sonidos monocordes y veía las caras de los músicos, abstraídos en su trabajo, la voz de los solistas, tratando de apagar los instrumentos y el fragor de la percusión, hacían que hasta el último vello de su cuerpo, sintiera la lucha mantenida por todos los participantes…Ave María…
La sala ya estaba a rebosar, tan sólo faltaban que ocupar, las butacas de las autoridades, que como siempre, se harían esperar. Aunque los organizadores, decidieron dar unos minutos de cortesía, para que llegaran las autoridades, la hora de comienzo, ya había sido superada con creces. El joven maestro, levantó su batuta, los profesores se dispusieron a seguir las instrucciones del director. Una señorita de la organización, salió a escena, para decir al respetable, que la hora de comienzo, se aplazaba “por cuestiones técnicas”. El tiempo pasa inexorable, en sus butacas el público se mueve inquieto, por la megafonía de la sala, se escucha una voz femenina, pidiendo atención por favor…Para Elisa…
Cuando se hace el silencio en la sala, otra voz más grave, se dirige de nuevo al público…!señores!...!señoras!...por cuestiones ajenas a su voluntad, las autoridades van a sufrir un retraso en su llegada, por causas ajenas a su voluntad.
Un público cercano a la cólera, recibió con abucheos la noticia, tal vez no sea lo más correcto, pero los zapatos, empezaron a sonar contra el suelo, mientras los respaldos de las butacas, hacían de instrumentos de percusión…sale el maestro a escena y el silencio va tomando aposento de la sala, el maestro pide perdón con un gesto y volviéndose hacia la orquesta, levanta su batuta y con un fuerte golpe de su mano, hace que se ponga en marcha el concierto…El Bolero de Rabel…
Durante la ejecución, el silencio, se puede cortar con un cuchillo, la respiración de los espectadores, es más bien agitada, no sé si es por la belleza musical, o tal vez en sus corazones todavía laten los momentos de rabia por la humillación de aquellos, que un día les pidieron el voto y hoy asentados en sus poltronas, se olvidan de quien los encumbró…Suite española OP 47 Albeniz…
Los aplausos, premian el trabajo de la orquesta y del maestro, tras el descanso, suenan los primeros acordes del coro de esclavos Hebreos de “Nabucco” “va pensiero” el espíritu de Verdi, va inflamando los corazones…un pequeño revuelo, obliga al público a mirar hacia la entrada, por ella van entrando acompañados de sus guardaespaldas, aquellos, a los que se esperaba, antes de empezar el concierto. El escándalo fue fenomenal, la gente pareció salida del escenario, no quedó ni uno sólo de los esclavos, la bronca fue fenomenal, se rompieron butacas, se gritó, olvidando que aquello era un acto cultural, ¿cultural? Donde se habían dejado la cultura, aquellos, que despreciando a todos los asistentes, se permitieron interrumpir un concierto. !Señores políticos, váyanse, con la música a otra parte!. Al día siguiente, la prensa habló del desdichado concierto y afeó el comportamiento de los gamberros que no se supieron comportar como personas, desluciendo el espectáculo y atacando a los pobres políticos, que haciendo un gran esfuerzo, después de realizar su trabajo, trataron de dar prestigio al acto en favor de…pepaherrero.
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