martes, 16 de octubre de 2012
FÁTIMA (JOVEN DONCELLA)
Su madre le puso el nombre pensando en que su hija, iba a ser la persona más alta en poder de toda la ciudad, Alhaken II mandó construir aquella casa y le dio el nombre del visir y se llamó siempre así Ya´Far y en la casa de Ya´Far nació Fátima. El viejo visir tuvo dos amores, pero quiso el destino, que Amina, su primera esposa, no le diera ningún hijo. De las alpujarras granadinas, vinieron a visitarle la familia de su hermano Abdul y con ellos llegó la dama de compañía, Ibtihaj.
Ya´Far, nunca vio ojos como los de Ibtihaj, la primera vez que los vio, pensó que había valido vivir el resto de la vida en la tierra. A partir de ahora, su vida, transcurriría en el cielo, Ibtihaj fue siempre su hurí, ocho meses después, cuando de nuevo la caravana con la familia de su hermano, regresó a las Alpujarras, Ibtihaj, viéndolos alejarse por el camino de las Almunias, permaneció acariciando a su hija en su vientre y pensando en su esposo, de quien estaba perdidamente enamorada. Ella se quedó en Medina Azahara, de donde nunca saldría y donde murió diez años después que su esposo, siendo la persona más importante de toda la villa.
Ibtihaj, desde sus habitaciones, vio como la larga caravana, salía de Medina Azahara y en su mente se fue dibujando el largo viaje que tendrían que realizar, con frio y con calor hasta llegar de nuevo a su casa, ya la caravana se había perdido en la distancia, la noche hizo que de nuevo volviera a sus habitaciones y abrigándose, se durmió. En sus sueños soñó que dos hijas la hacían la mujer más dichosa de la Medina, luego tuvo un tercer hijo, que vino a colmar la felicidad de toda la familia y además, Karim, pasó a ser el juguete de sus hermanas.
Jugaba Fátima con su hermana Tarnim (Trinar) su hermana, a penas unos meses más pequeña que ella, era su compañera de aventuras y no había ningún rincón de la Medina, desconocido para ellas. Al entrar en la zona de los baños, vieron a un niño que jugaba con su alfanje, ellas se dieron cuenta enseguida, que se trataba de un bravo guerrero. El niño, dijo llamarse Alhaken, igual que su tío, el hijo de Abd-al-Ramán III, por supuesto, el temple y figura del valiente guerrero, conquistaron el alma de la más bella joven de la Medina.
Desde que Fátima se enamoró a los seis años de Alhaken, fueron los mejores amigos y hasta llegaron a luchar, contra los dos hermanos de Fátima, los que siempre eran hechos prisioneros y que luego se quejaban a su madre tristemente, a ellos, también les gustaría ganar alguna vez…
Pero la vida va pasando inexorable, ya nuestra heroína está cercana a los once años y su padre ha decidido darla en matrimonio a Alhakim, que si bien es amigo de Fátima, de ninguna manera podría compartir con él su corazón. Lloraron los dos amigos Fátima y Alhaken, por ser tan desgraciados, pero el padre de Alhakim, era un alto personaje, a quien de ninguna manera se podría despreciar, así que la boda era cosa hecha.
El viento bajaba de la sierra cordobesa, la niña lloraba con desconsuelo, Alhaken, estaba desesperado, pero la ceremonia, no se detendría por ninguna circunstancia. Las nubes se fueron cerrando, la gente, se apretujaba debajo de aquella encina, Alhaken, siempre procuró estar lo más cerca posible de su amada, el rayo, cual rayo vengador, puso a todos en sus sitios cuando los invitados a la fiesta se dieron cuenta, debajo de aquella rama, con una sonrisa en los labios, estaban cogidos de la mano, Fátima y Alhaken, el fuego del rayo, había soldado los cuerpos y tuvieron que ser enterrados en la misma tumba, pero yo los he visto, jugar juntos y ella me ha sonreído…pepaherrero.
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