martes, 17 de septiembre de 2013
EL HUERTO
Quisieron hacer un buen huerto y empezaron por buscar un terreno donde las semillas pudieran germinar, para que las semillas no fallaran, buscaron semillas de buena calidad, las había más baratas, pero en ellas iban a depositar su trabajo de todo el año y lo mejor, era prevenir.
Roturaron la tierra y en ella depositaron el mejor abono que encontraron, luego con mucho cariño, abrieron surcos y en ellos fueron depositando aquellas tan queridas semillas, las regaron y cuidaron de que la mala hierba desapareciera del huerto, en las mañanas de mucho frío taparon las semillas, para evitar que el frío las quemara, malogrando así su crecimiento, luego el sol, el agua, la tierra y el trabajo bien hecho, hicieron todo lo demás, a su tiempo, las semillas, se convirtieron en los sabrosos frutos que dieron los beneficios esperados a los agricultores y a su lucha. Hoy los frutos lucen en los mercados y el orgullo de los que los trabajaron, se escucha en las voces de quien pregona su venta. Con sus vehículos vacíos y con los bolsillos llenos, pregonan el resultado de un trabajo bien hecho.
Mientras tanto y viendo los resultados obtenidos por aquellos agricultores, otros pensaron que también podrían ellos hacerse con un buen capital sin molestarse mucho. Cómo no entendían de las artes de la agricultura, alquilaron el terreno que menos les hicieron pagar, compraron las semillas más baratas y escatimaron todas las labores para que los frutos fueran de primera calidad, pero las cosa hechas sin sentido, es muy difícil que den buenos resultados, los insectos, invadieron el campo, se alimentaron de los frutos que luego tenían que ser vendidos, pero al ver su mala cara, nadie quiso pagar su precio y se fueron…a la basura.
Un país que tiene que funcionar, lo primero que necesita, son unos gobernantes que quieran sacar al país adelante, que lo mimen, que se involucren en el afán de sus gentes y que cuando el país dé sus frutos, ellos se queden con su parte de los beneficios. Pero si lo que pretenden es que el pueblo marche sin rumbo, si cada cual puede campar a sus anchas mientras en frente tienen una banda de depredadores dispuestos a quedarse con todo su trabajo, el pueblo se hace egoísta, piensa que hacer lo que hacen no es pecado y que con un poco que le dén y otro poco que se gane él, haciendo chapuzas…pues a ir tirando.
Tenemos la desgracia, que a los gobiernos que nos están tocando en suerte, nadie les ha enseñado que quien no es millonario de por sí, tiene que vivir trabajando y si alguien no organiza todo lo que ello conlleva, al final del ejercicio todo es hambre y miseria. La mejor lotería, es el trabajo y la economía.pepaherrero
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