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viernes, 5 de agosto de 2011

CALADITA Y SIN SOSTÉN

Perdone Don Rosendo, pero los Blogs pornos están en otro sitio, este sólo es el de una mujer que quiere contar su historia y una noche en que las drogas y el alcohol la llevaron hasta la explanada de Alicante, la encontramos mi marido y yo, en unas condiciones bastantes nefastas para un ser humano.

María nació en el seno de una familia desestructurada, cuatro meses antes de ver la luz de la vida, su padre se había marchado a por tabaco, dejando a la madre de María a su hijo Carlos de tres años y a la niña, que en venganza por la marcha del padre, atosigaba a la madre desde dentro de su vientre, con fuertes patadas, pidiéndole cosas que su madre por su estado, no le podía dar.

Chantal, la madre de María, había llegado de Bélgica siguiendo a un corredor de motos sin escrúpulos, que corría más por otros mundos que por el suyo propio. Las drogas eran la vida de Jovanni, las motos sólo eran el pasaporte para ir por la vida. Cuando Chantal se propuso hacer dejar las drogas a Jovanni, no vio que las drogas habían entrado en su vida ya para siempre.

María que cuando fue concebida, ya era xero-positiva y drogadicta por sangre, solo tenía un lazo con la vida, su hermano Carlos. Carlos era un niño dulce y dispuesto a ayudar a su hermana en su sufrimiento y María veía en su hermano el hijo que nunca tendría. Despierto, luchador, buen estudiante y dispuesto a ayudar a su hermana en todo, Carlos se fue haciendo hombre luchando contra la vida estudiando y trabajando en cualquier trabajo que le saliera. El verano pasado, se le dio bien, el trabajo en el invernadero era muy duro, pero a sus diez y siete años, eso no le pesaba y si ganar dinero para su hermana y para sus estudios.

María había cumplido los veintiuno y nada le quedaba por hacer...Bueno si, le quedaba lo más importante de su vida y si alguien cree que no la vivió a gusto se equivoca, tenía lo más grande que se podía tener, tenía a su HERMANO MÉDICO. Su sufrimiento había valido la pena, su hermano Don Carlos del Moral médico residente de un famoso hospital, era el orgullo de su vida y el motivo por el que no se la había quitado.

Cuando la encontraron en el quicio de aquella casa, la llevaron al hospital donde Carlos estaba trabajando y fue él mismo quien la tuvo que atender. La sobredosis, no fue suficiente para acabar con la vida de esa luchadora, dos días después, la encontramos pidiendo ayuda en la explanada, iba fumando porros (caladita) y nos pidió que la dejásemos cerca de la estación de Madrid porque tenía que esperar a alguien que venía de viaje. Al día siguiente leímos su muerte en el periódico de la mañana. No tenía con qué sostenerse y abandonó la vida "caladita y sin sostén."
pepa herrero

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