Desde hace dos meses, la visita diaria a la playa es incuestionable, a veces a las diez de la mañana y las más por la tarde cuando el sol ya no quema. Al ser una pequeña playa familiar donde los padres acuden a tomar el baño cuidando de sus pequeños, pronto vamos adquiriendo conocimiento unos de otros, aunque como aquel día, se cuele algún pescadito de los que les gustan a los hombres.
Cuando llegamos aquel día a la playa, se notaba un cierto revuelo entre los representantes del género masculino. ¿Qué pasa? le pregunté a Sara, una señora que habiendo pasado los sesenta años hace tiempo y que con su muleta y a veces con sus lindas acompañantes, toma posesión de "su" playa a las ocho de la mañana y no regresa a casa hasta que el sol abandona el amor de la playa. Entonces es cuando Sara, sola o acompañada, caminando a tres piernas y a una marcha que yo nunca podría seguir, toma el camino de su casa, para lo que tiene que subir una cuesta, que hasta el coche se queja de ella.
A los quince minutos, dos esbeltas, atléticas y jóvenes figuras, rompiendo el ritmo de las olas, esas olas acostumbradas a acariciar los cuerpos de mamás y de padres de familia con sus hijos en brazos. Las olas como consiguió Moisés, se separaron para que la pareja de dioses del Olimpo salieran y pisaran tierra. De nuevo se acallaron los murmullos, los hombres, no se atrevían a mirar de frente y sólo miradas a hurtadillas, fueron capaces de dedicar a esos dos cuerpos perfectos, a los que sólo Dios y su juventud eran capaces de resistir.
A los pocos momentos de la triunfal salida, la pareja se levantó de la arena y quitándose ella el sujetador, dejó ver la parte superior de su cuerpo DIEZ y se pusieron a jugar con la pelotita y las paletas en la arena, los hombres empezaron de nuevo con los murmullos y la mayoría de ellos entraron en el agua (desde donde podían mirar mejor,) las mujeres pensamos en aquella nuestra juventud y nos comparamos con ella, de él todas pensamos algo. Hoy al cabo de muchos días de la "aparición" aún recordamos a la pareja. ¿Sería un espejismo de verano?
pepa herrero
domingo, 21 de agosto de 2011
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