Cuando nace el día, ya parece traer en la primera nube mañanera, el título que le podemos poner al día... ¿Adivina que tiene el día?...Poesía. Y si yo tuviera alma de poeta, este humilde ordenador, pariría ese soneto que rimando sus catorce versos, sería capaz de decir tantas cosas...tantas.
Pero quien me conoce, sabe que mi alma, aunque siente la poesía, aunque mi corazón se altera cuando mi amado, me susurra al oído esas cosas que a veces escribe, yo no soy capaz de rimar, besar con adorar, ni entiendo que en esos catorce versos, se pueda cantar al amor...A la primavera, o a esa mujer que traicionera abandonó a su amado, por otro amor.
CANCIÓN DE UN NIÑO A LA LUNA
El niño miró a la luna
Y vio desde su ventana
Que en noche de luna llena
La luna lo acariciaba.
Cerró los ojos el niño
Y vio que la luna llena
Entraba por el balcón
Con su carita de pena.
Lunita de plata y oro
Lunita, lunita llena
Porque lloran esos ojos
Por quien esos ojos penan.
La luna contesta al niño
Con su carita de pena
Lloro por aquel amor,
Aquel amor que tuviera
Un día me abandonó
Y no rondó mi cancela.
Pues si él te abandonó
Y no ronda tu cancela,
Lunita de plata y oro
Déjame que yo te quiera.
El niño cantó a la luna
Y la rondó en su reja
Y hoy en su cara la luna
Sólo alegría refleja.
B. Erades
Dice mi marido, que él no escribe poesía, que él sólo ensucia folios, pero que quieren que les diga! A mí me gusta!
EL ARTISTA Y SU OBRA
Ayer, a cuatro de Marzo del año dos mil diez,
Me enteré de una historia, que ahora les contaré.
Era un artista argentino. No me lo puedo creer,
Que se vino de Argentina, entrando ya en la vejez.
Y pensaba, (que ignominia y también que insensatez)
Que podría vender cuadros, cuadros que pintaba él.
Y se marchó a Benidorm, que vergüenza que falacia.
Esto es una Democracia, ¿Qué se habrá creído él?
Hay que pagar el IVA, y también la ocupación,
Los módulos también se pagan que hace falta pasta,
A montón y a mogollón…Y entonces, llegó el guardia,
Que con porra y pistolón. Se dirigió a nuestro artista
Y casi sin respiración, le exigió los papeles, los permisos,
Qué sé yo…Y como no los tenía, sin sus cuadros se quedó.
Márchese usted buen hombre… Y no me sea faltón,
Que los diez cuadros que trae, ¡esos me los quedo yo!
Ya se los devolveré, después que pague la multa,
Sólo mil doscientos Euros, le pondré en esta ocasión.
Se marchó el hombre llorando, también con resignación,
Que mientras tenga sus manos y también su ilusión,
No existirá Democracia, guardia ni gobernador,
Que a este pobre artista puedan robar su trabajo,
Su pintura que es su sueño, es su trabajo y su amor.
B. Erades.-
Puede que el pintor, no fuera argentino, tal vez fuera ¿venezolano? que importa lo cierto es que ya parece que se está solucionando el asunto
y aunque ya no vemos al pintor, le deseamos toda la suerte del mundo.
pepa herrero
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