Los malvados “Lamami,” nunca se han llevado bien, ni siquiera regular con nuestros amigos los “Minset”, pero la cosa no es nueva, la cosa viene desde hace muchos años, tantos…Tantos, que la querella entre los dos pueblos, viene desde antes que naciera el más viejo de todo el pueblo “Minset." Que aunque son gente muy longeva y por regla general, no suelen tener enfermedades, a veces ocurre todo lo contrario, nace un niño, que a los diez años, aun sigue siendo niño, cuando lo normal, es que a los cinco años ya sean adolescentes que andan tirando los tejos a las niñas de tres y cuatro años, que ya están en edad “de merecer.”
Encár y Nadón, habían visto su unión agraciada con la venida de dos niños, primero fue “Noraya” niña guapa, rubia y simpática que a pesar de haber nacido con la trenza hecha, no dio trabajo a su madre para traerla al mundo. Se encontraba haciendo en el horno de la casa la masa del “muré” un rico pan que luego se comía en todas las comidas y que deshecho en leche de “nuna” (especie de mini-cabra, que en todas las casas, hasta las más pobres tenían tres) serviría para dar de comer a "Yuné," que a los tres meses y doce días humanos, la madre de la casa trajo al mundo, para ser el niño más querido, que nunca hubiera nacido en todo el poblado.
Yuné, a los siete años, aun no miraba a las chicas y aunque sus padres, estaban muy a gusto con él, les preocupaba que no les hiciera abuelos, con lo que serían la risa de todo el poblado y podían perder la jefatura, que ostentaban desde la muerte del abuelo del clan “Majú el grande,” "Yuné," todos los días iba hasta el riachuelo que servía de frontera entre su pueblo y el de los “Lamami”, le gustaba bañarse en el recodo de los tres olmos, donde el agua, perdía su fuerza y se convertía en un remanso que al niño le hacía pensar, que era aquel mar que su abuelo le contaba que había visto una vez y que no tenía más que principio, el fin no lo conocía nadie.
Aquel día, “Yuné” había estado jugando. Y perdiendo la noción del tiempo, se quedó dormido, el sol ya se marchaba camino de su encierro, el niño de pronto, vio a “Mamisa” y pensó, no puede ser, si el sol ya va a su encierro ¿Cómo me está deslumbrando? Las esmeraldas que “Mamisa” tiene por ojos, aunque su cara sonríe, parece que van a dejar caer un agua que él tendrá que recoger y guardar igual que guarda su vida. “Mamisa”, no ha sido indiferente al amor de “Yuné” y pronto se lo ha llevado a que su tribu lo conozca, siempre ha oído decir que los “Minset” son un pueblo salvaje y enemigo de los “Lamami” y no sabe, como podrá reaccionar su pueblo al conocer a un miembro del pueblo enemigo.
“Yuné” ha sido hecho prisionero y se está reuniendo el consejo de los mayores, para decidir cómo se le debe dar muerte a tan terrible enemigo, “Mamisa” ha llorado ante todos y les ha declarado su amor, también les ha dicho, que si matan a su amor, ella tendrá que pasar por la prueba del “maner” y si no sale viva de ella, su espíritu rondará al pueblo “Lamami” y cada noche, se llevará la vida de un niño. Mañana más.
Pepa herrero
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