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martes, 18 de febrero de 2014

LUNA QUE SALES DE NOCHE

Lloraba triste la luna, le dolía el proceder de las gentes, le dolía que pudiera más el interés que la razón. Al salir aquella noche, vio presagios de tragedia, las nubes rondaban cerca de ella, parecían buscar su amparo, pero luna, no podía hacer nada y aunque gritó y gritó, sus gritos no fueron escuchados y allá en aquella playa, los cuerpos de quince personas quedaron tirados en la arena. Las noticias corrieron de boca en boca, ha sido la guardia...¡no!, no ha sido la guardia, ha sido la mar...¡no!, no, la mar tampoco la mar estaba tranquila...ha sido...todo eran conjeturas, todos creían saberlo, pero todos preguntaban...y pusieron las noticias. Y en las noticias lo dijeron, eran fuertes y violentos y por eso los mataron. ¡no!, tampoco fue por eso, confesó luego el ministro, fueron las pelotas de goma....pero otros lo negaron... Si la guardia, no puede usar pelotas, pondremos señoritas azafatas y una oficina de recibimiento...ESO. Para recibir a las personas, nada mejor que una oficina de recibimiento, antes recibir a todos, que escuchar las voces de un sólo muerto. Al hombre de las azafatas, tendríamos que ascenderlo, ya ha estado bastante tiempo en aquel triste puesto, a este lo haremos ministro, ¿pero con el ministro, que hacemos?. Con el ministro y con el resto del gobierno, deberíamos tomar serias medidas, no pueden gobernar gentes, dispuestas a ordenar que alguien mate por ellos, los guardias no son los culpables, la culpable fue la voz que ordenó disparar, los otros cumpliendo unas ordenes infames y cumpliendo con una obligación que ningún código ético tiene escrito, en vez de disparar al asesino que dio la orden, condenándole a muerte allí mismo, dispararon contra los que sólo buscaban la vida. Eran jóvenes y violentos, murieron pero no se revelaron, la muerte les pilló al lado de una nueva vida, pero cogieron el camino equivocado y se fueron a vivir al lado de los luceros, ninguno protestó, ninguno pidió la dimisión de nadie, tal vez sus padres, o sus esposas y sus hijos, algún día vengan a pedir explicaciones, pero la luna no sabrá que decirles. Y es que un país, no necesita ni políticos, ni ministros, ni gobernantes, ni jueces. Un país necesita Hombres, ¡sí! Hombres con mayúsculas y Personas con mayúsculas y con responsabilidad sobre el trabajo que alguien les asignó, un país no necesita peleles, ni palmeros ni gentes al servicio de intereses personales. Y mientras esto no nos entre a todos en la cabeza, la luna seguirá llorando por los atropellos que causan los hombres sin escrúpulos, sin conciencia y sin saber cómo actuar en determinados momentos. ¿qué harían si uno de los muertos fuese su hijo o su padre? descansen en paz los muertos y los vivos hagamos algo en su favor.pepaherrero

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