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lunes, 8 de abril de 2013

EL CUENTO DE PINOCHO II

No me acuerdo, ni me quiero acordar, de cómo era el cuento de Pinocho, pero más o menos creo que era así, erase una vez un rey, que de unos años a esta parte, todo le salía mal, pero además, ni él ni sus consejeros, hacían nada por hacer que las cosas fueran mejor en su reino. En el reino de Nolt ocurrió esta triste historia y corrió por todo el reino como la pólvora y aunque se mezclen los conceptos, es todo pura casualidad que no tiene nada que ver con ninguna historia ni real ni ficticia, que se le pudiera ocurrir a un escritor de mente calenturienta, a quien lo único que hacía, era crecerle la nariz, cada vez que hablaba. Pues señor, esta es la historia, era nuestro buen rey un padre de familia a quien sus súbditos querían y aclamaban. El buen rey, salía al balcón a saludar a sus súbditos y ellos lo aclamaban, pero el tiempo va pasando y van llegando nuevos personajes para llenar la historia y hasta las puertas de palacio, llegó aquel deportista gloria y prez del deporte nacional, que supo conquistar a la princesita, que era el ojito derecho de la familia real y al poco tiempo, se casaron. Vino la descendencia y hacía falta poder llevar la comida a casa y cómo no podía ser de otra manera, nuestro héroe, cumplía con su obligación, de buen padre de familia. Pero mira tú por donde, empezaron las redes sociales de Internet a contar mentiras e historias muy lejos de lo real. El buen rey, con un criterio acertado, pensó que lo mejor, era mandar a la familia de su hija, a trabajar y hacer las Américas y así cortar de raíz lo que gentes sin escrúpulos contaban a los que los quisieran escuchar. Para dar la cara y defenderse de un pleito que le puso una mala persona, regresaron a Nolt y aquí lo dejaron todo claro, tan claro y tan limpio, que un Juez dijo que tenía que devolver unos cuantos Nolteuros, no sé por qué, el caso es que nuestro gran deportista, hombre emprendedor y amante de la familia, decidió por su cuenta, que lo mejor que podía hacer era emigrar a los “Emigratos” árabes y allí ganarse la vida, ya que el Emir de aquel país a quien nada unía al rey de Nolt, estaba dispuesto a darle un sueldo de muchos Nolteuros, para que entrenase a su equipo, a lo que el joven e intrépido deportista, no se pudo negar y pensó en decir ¡sí! Pero al parecer, en Nolt, el que la hace, la tiene que pagar y a otros no se les permite tener pasaporte si roban una gallina, pero por ser vos, quien sois… Mientras tanto, cuentan las malas lenguas (que al parecer, son todas las de Nolt) un caso de esos raros, que todos escuchan, pero que nadie cree, el asunto es que un buen día, una señora, ofreció un gran negocio a unas industrias de Nolt, en combinación con no sé qué árabes de no sé qué país, la cosa era clara y el beneficio grande, las empresas, no dudando de los avales que la buena señora aportaba, pagaron los Nolteuros que les correspondía poner, mientras que los árabes, se les olvidó poner los suyos. Ante la poca formalidad de aquellos malvados hijos de Alá, nuestros paisanos, trataron de recoger su dinero, pero se encontraron con la agradable sorpresa, que la buena señora, ya había retirado sus cinco millones de comisión. Dios salve al Rey, Dios salve a toda la familia real, Dios salve al pueblo de Nolt, a quien unos cuantos facinerosos, están llevando a la ruina y a nosotros, si no tenemos para comer pan, que nos den a comer, m…orcillas.pepaherrero

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