En las grandes peleas, siempre existe un culpable y en este caso, no pudo ser menos: cuando la madre liebre quiso llegar hasta la tierra de los Minset, donde tenían permiso, para pasar largas temporadas, circulaban tan tranquilos y siempre manteniendo su derecha, como era preceptivo en aquellas tierras. Delante iban: Iván, Sonia y Merlín, los tres gazapos más pequeños, a los que su madre, no quería perder de vista, pues también eran los más irresponsables, a continuación, las hermanas Lena y Florita, convenía que estuviesen en el centro de la formación, pues aunque jóvenes, su instinto de alegres liebrecitas, obligaban a su madre y a sus hermanos, cuidar de ellas de manera más especial. Y cerrando la marcha, la madre Candia y la responsable de todos, la in par Liebra. Liebra, no sabe de amor ni de engaños, su única misión en la vida, es la de cuidar de sus hermanos y hacer que su madre, sufra lo menos posible, por los problemas de la familia.
En la segunda curva de la carretera, por donde los humanos pasan a toda velocidad, sin importarles para nada la vida de los otros seres, que necesitan usar el paso por aquella zona, Candia, mandó parar a sus hijos y mandó a Liebra para mirar si el camino, estaba despejado, la hacendosa Liebra, después de asegurarse que el paso, estaba expedito, dio le gritito de ordenanza y toda la familia, se puso en marcha. Quiso el destino, que en esos momentos, Erik, el erizo y su familia, también tuvieron necesidad de pasar por el mismo sitio, que ya ocupaba la familia de liebres. En el centro de la carretera, se armó la discusión, liebres y erizos, se enzarzaron en sangrienta batalla y ninguno de los dos clanes, daba su brazo a torcer. La luz empezaba a retirarse por allá por el Oeste y por el Norte, venía la oscuridad, silbando a la noche que se avecinaba…Luna…Que sales de nocheee…dos estrellas bajaron del cielo, dos estrellas como dos faros de coche. ¡Cuidado, Poneos a salvo! El aviso llegó tarde para los dos clanes, los tres gazapos más jóvenes de la familia, Iván, Sonia y Merlín, han sido atropellados por aquel inconsciente conductor, que bajando de la montaña, quería demostrarle a su chica, lo bueno que era conduciendo aquella maldita máquina, Libra, al querer empujar a sus hermanos fuera de la carretera, también había sido golpeada por el parachoques trasero del automóvil y había perdido la vista, de los erizos, nadie quedó en pié, (pobre familia). Cuando Candia quiso llevar a juicio a aquel energúmeno, su seguro, no quiso hacerse responsable de la tropelía, ellos no estaban para tonterías, ¿Qué les importaban las vidas de tres gazapos y si la responsable de la familia, había quedado ciega? No, no aceptaron a trámite la demanda que el abogado de oficio presentó ante el Juzgado de guardia. Pobre Candia, ahora va por los montes de los Minset, pide caridad para ayudar a su princesa, a la pobre Liebra, que con los ojos apagados y una oreja colgando, ya no puede ayudar a su madre. Madre, ahora cuando me cure, yo la ayudaré en todo, usted no se preocupe. ¿Madre? ¿Usted? ¿Donde aprendería educación aquella liebrecita? Descansen en paz los que allí se quedaron. pepaherrero
sábado, 14 de enero de 2012
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