Cuando Teresa pudo dejar lo que tenía en las manos, cuando bajó hasta la calle, su marido, la estaba esperando para darle una gran noticia ¡Teresa! ¡Teresa! ¿Has visto el coche que he comprado? ¿A que parece nuevo? Mira…mira lleva hasta climatizador. Y mira…Teresa, pensó en los problemas que se les iban a presentar con el nuevo coche (que no, coche nuevo) y es que además del coche, nos tendremos que comprar un seguro…Y claro no va a ser sólo a terceras personas…Aunque bien mirado, peor de lo que ya lo tenemos…Cuando ya estuvo todo arreglado y el seguro en toda regla, a Marciano, se le ocurrió, que para estrenarlo, lo mejor era hacer un viajecito, no muy lejos. Teresa, lo tengo claro, vamos a ir a Cuenca, hace mucho tiempo que tengo ganas de ir a Cuenca y allí está mi hermana Milagros y su marido, por cierto, a los niños habrá que llevarles algo. Ese algo, le costó a Teresa casi cien Euros, pero sobrinos, son…Sobrinos. Como el viaje va a ser más largo de lo que pensaban, llenaron el depósito, para no tener que ir parando por el camino y al precio que se ha puesto la gasolina…Total, setenta y dos Euros más, pero claro…ver a la familia…El sábado salieron temprano, no llamaron para darles una sorpresa, ¡que contentos se van a poner! Y la carretera con el fresquete que hace, que bien lo vamos a pasar. Al llegar a Albacete y como siempre, la parada para el desayuno, es inevitable, ¡Que bocadillos que hacen! Bocadillos, cerveza, café (dos) y una navaja de recuerdo para mi cuñado Crisanto, cincuenta Euros y carretera y manta, bueno manta no, que con el climatizador…¿Teresa, tú has visto como nos ha pasado ese loco?...Bueno lo que nos faltaba, ahora nos para la policía. –Buenos días, ¿ustedes no se han dado cuenta, que en zona de cincuenta, circulaban a más de noventa por hora?.—Pero que me dice agente, si yo es que estreno el coche hoy y no creo haber pasado de los cincuenta que marca la señal,--¿Entonces, es que usted la ha visto y le ha dado lo mismo, no? Oiga que no, que yo…Bueno no hablemos más, con el radar de nuestro coche, les hemos seguido durante más de cuarenta kilómetros y siempre han ido por encima de lo permitido por la ley, así que…Por cierto, ¿se han dado cuenta de cómo llevan la rueda trasera derecha?, si siguen a la velocidad que llevan, puede que se maten cuando reviente, pero si no, ya les echaremos una mano para cambiarla y yo creo que lo mejor que pueden hacer, es al llegar al próximo pueblo (con mucho cuidado) es poner dos ruedas nuevas y por favor hasta el pueblo, vayan despacio. Entre multa y ruedas cuatrocientos treinta y siete Euros. Hay Marciano, creo que me está dando el dolor de la vesícula, o me llevas a un hospital, o nos volvemos a casa y me voy a la residencia, pero si corres, me muero.
Cuando llegaron a casa, Teresa se encontraba un poco mejor, Marciano, aparcó el coche en el vado del edificio, mientras acompañaba a Teresa a acomodarse en la cama y como es de suponer, la grúa se llevó el coche y por la mañana cuando fue a recogerlo…Ya se pueden imaginar. Cuando la pobre Teresa, sacó la cuenta del viaje, novecientos catorce con cincuenta y siete céntimos (sin llegar a Cuenca) lo único que se le ocurrió fue decir ¡!Marciaaanooo, entra si puedes!! No lo pensó dos veces, Marciano, EL COCHE O YO.pepaherrero
domingo, 15 de enero de 2012
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