Cuando la dignidad y el bien hacer, desaparecen de una nación, cuando sus dirigentes cambian la dignidad por Euros, cuando la justicia se escribe en letras minúsculas y las estafas en los altos niveles, son la moneda de cambio. Cuando un barco empieza a hacer aguas por todos los agujeros de su podrido casco y ya le entra agua por sus más de cinco millones de hendiduras, sólo queda dejar que el barco se hunda. Y en el país de Yú, desde que su príncipe fue rey y delegó sus funciones en sus hombres de confianza, pensando que llevarían al reino a las más altas cimas, se hicieron cargo del poder, primero unos, a los que sucedieron los otros y cuando volvieron los unos, les prometieron a los otros, que guardarían silencio, sobre los desmanes que habían cometido, si a su vez, guardaban ellos silencio, siempre en bien del país.
Después de haber dado veintitrés vueltas, los turnos de mando de cada uno, el país, ya estaba esquilmado, se había perdido el tejido industrial, las empresas ya sólo funcionaban a fuerza de ayudas de la administración, que no podía negarles su ayuda a los que seguían siendo los responsables de la marcha de Yú.
Cayeron grandes compañías, la última fue la línea aérea Yúspanaire, que antes habían recuperado los del Este del país, para hacer más grande el aeropuerto de su tierra, luego los habitantes de todo Yú, tuvieron que correr con los gastos y encima, los que tenían billetes para poder volar, tuvieron que contratar una empresa de águilas,que aunque grandes depredadoras, no tenían ni punto de comparación, con los depredadores del país.
Todo el mundo sabía lo que estaba pasando, pero todos callaban y esperaban el milagro que podía llegar de la asociación de países y reinos de la zona, pero ¿Tú qué crees? Los otros confederados, lo único que pretendían era hacer desaparecer el reino de Yú y en su terreno, poder seguir plantando aquellos pepinos de tan buena calidad, que a todos tenían conquistados, y con las zonas más litorales, poder hacer alguna que otra urbanización (con su campo de golf) y así poder empezar ellos una prospera industria que fuese honra y gloria de los inútiles siervos del reino de Yú, que no habían sabido ni cortarles el cuello…a los ajos de la cosecha última, para ponerlos a secar y se les estropearon todos y al no poderlos exportar, no pudieron dar leche a sus retoños, por lo que se secaron y la cosecha de retoños, cada día fue más pequeña y de peor calidad, hasta que el suelo patrio, se convirtió para todos en el secarral, que se veía llegar, paseando desde el norte de África.
Cuando el príncipe de Yú, quiso tomar cartas en el asunto, ya no tenía ni cartas ni asunto que llevarse a la boca y siempre tuvo que estar agradecido a su querido yerno, que viéndolo tan apurado y sin un país que llevarse al gobierno, lo acogió en su casa allende los mares y vivieron felices y comieron pepinos (perdón, perdices) hasta el día del juicio (Final). pepaherrero
sábado, 28 de enero de 2012
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