Cuando despertó María, pensó que Manolo ya se había marchado a trabajar, pero al recobrar toda su conciencia, se dio cuenta de que Manolo, ya nunca regresaría. Y se sintió culpable, culpable de no haber sabido guardar su amor, culpable de haber echado en cara a su marido, de ser el responsable de la situación que estaban atravesando, pero ella sabía que no era cierto, si había que buscar algún culpable, la culpable era ella y más culpable todavía desde el día en que conoció a Lena, Lena era una abogada especialista en divorcios, que en la asociación de mujeres separadas, le habían recomendado. Vamos María, tú no eres la culpable, todos los hombres son iguales y todos quieren lo mismo, seguro que tú marido, ha encontrado a otra mujer más joven y mira lo que te está haciendo y eso no es justo, págale con la misma moneda. Mira, lo primero que tienes que hacer, es que tus dos hijas, dejen el trabajo que tienen y de nuevo se pongan a estudiar, a tú marido se le va a caer el pelo y no tendrá ni agua que darle a la “otra.” Le vamos a pedir que pague los estudios de sus hijas, cuando quiera darse cuenta, no tendrá más remedio que venir a pedirte perdón y entonces será la tuya.
Al principio, María tenía dudas de si lo que hacía estaba bien, el tiempo y los honorarios de Lena (cada vez mayores) le hacían dudar de su forma de proceder, Manolo, no se merecía eso. Pero ¿y si de verdad, se había ido con otra? Dicen que le ha montado un bar, es mucho más joven que él. En la asociación de mujeres separadas, todas tenían un drama en su vida y sus ex maridos, no se merecían las mujeres que les habían tocado en suerte. Pero María, no se conformaba con todos estos comentarios. Manolo siempre se ha portado bien conmigo y con nuestras hijas, Marina, la mayor, sigue confiando en su padre y hasta hace un mes, siempre me traía noticias de él, ella pensaba que si yo quería, Manolo estaba dispuesto a volver de nuevo conmigo, pero yo estaba muy dolida y lo he estado, hasta que en la asociación, he conocido a Carmina, Carmina es una asturiana de armas tomar, lleva dos años separada de su marido y hace siete meses, la atacó y estuvo a punto de ocurrir una desgracia, luego pensó que la culpable había sido ella (y su consejero, el odio inculcado.) Después de reconsiderar todo lo ocurrido, llegó a la conclusión, de que la culpable fue ella, cuando quiso pedirle perdón, el marido, por miedo de hacer una burrada, consideró que aún podía rehacer su vida y emigró a Australia, sin que hasta la fecha haya tenido noticias de su paradero, para poderle pedir perdón.
María, limpió sus lágrimas y abrazó a Carmina. ¡No te preocupes Carmina, tú y yo, al final recuperaremos a nuestros maridos!. Cuando llegó a su casa, un escalofrío, recorrió la espalda de María, su hija Marina estaba en el salón, pero no estaba sola, de pié y con un ramo de flores, estaba Manolo y poniéndose de rodillas ante ella, le pidió perdón por cualquier cosa que le hubiera podido hacer y venía a despedirse, tenía idea de enrolarse en un barco de pasajeros, como había hecho durante casi toda su vida y nunca más la molestaría. María, poniéndose de rodillas, abrazó a Manolo y a su vez, le pidió perdón, jurándole que jamás volvería a escuchar a nadie que sobre su matrimonio quisiera darle consejos…Y hoy diez años después y abuelos de tres nietos como tres soles, siguen viviendo felices y nunca han vuelto a pensar en ninguna historia triste. pepaherrero
sábado, 21 de enero de 2012
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