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viernes, 22 de febrero de 2013

HABLAME DEL MAR...MARINERO

En los tiempos que corren, nadie se puede extrañar que sea una mujer, la que hace la crónica, sobre un tema del mar, de la mar. Esta es la CONTRIBUCIÓN DE LA ARMADA, A LA SEGURIDAD MARITIMA EN EL OCÉANO ÍNDICO. Esta conferencia, ha sido presentada por el amigo de los alicantinos, comandante Don Bruno Fernández y ha sido dada por el capitán Don Mauricio de la Gándara, en ella nos ha hablado sobre la labor del COVAM. Ellos lo llaman “los ojos que nunca se cierran” y en la conferencia nos han dicho que desde Cartagena y durante las veinticuatro horas al día y todos los días del año, son la mirada atenta de tantos y tantos barcos como por aquella zona, de nada más que mil ochocientas millas navegan. No sólo a los pesqueros, también vigilan la travesía de petroleros, cruceros y hasta pequeños barquitos de vela. Al parecer, la zona de Nigeria, es un hervidero de piratas de la mar, hombres que arriesgan sus vidas (a las que no dan mucho valor) por conseguir hacer una presa y poder pedir un buen rescate a los gobiernos o a los familiares de los rehenes…desde su puesto de mando, el capitán Gándara, nos ha hecho vivir las peripecias de las gentes que por cualquier circunstancia, se arriesgan a cruzar aquellos mares. Y como si de un juego de play station se tratara, hemos sido perseguidos muy de cerca por esos piratas del Índico, que no temen a la muerte, sino que saben que se arriesgan y aun así salen a buscarla. Como dijo aquel torero llamado “El Cordobés”, más cornás da el hambre y con esa idea, salen en pequeños esquifes, a buscar la presa, dejándose llevar por las corrientes marinas, a sabiendas que si encuentran a su presa, podrán volver en un buen barco, pero sino sin comida y casi sin agua…mal lo tienen los chicos. Mucho y muy duro, es el trabajo, que estos marinos de nuestra Armada hacen y poco y corto (por lo que se cuenta) es el sueldo de estos esforzados hombres de la mar, pero para ellos su principal sueldo, lo tienen en el orgullo del deber cumplido y aunque lo quisieran, no podrían hacer menos, viniendo de una tradición como la de la Armada española, el tiempo va pasando y el Capitán Gándara, de vez en cuando, mira su reloj, no quiere aburrir al respetable, tal vez si hubiera mirado a la grada, hubiera visto con cuanto interés se le seguía en su alocución y hubiera visto que se nos hizo corto, muy corto. Desde aquí le prometemos, que si es posible, no nos perderemos ninguna conferencia sobre el tema, pues aunque ya no estemos en edad de enrolarnos en la Marina, sí podemos soñar con singladuras marineras y con los hombres que las realizan, con héroes de ayer y luchadores de hoy, sólo con el gran fin de ayudar a ser mejor la humanidad, gracias a la Marina y gracias a sus hombres que se esfuerzan por dar a conocer su trabajo. pepaherrero

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