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domingo, 8 de julio de 2012

EL MENDIGO Y LA CRISIS

Cuando llamó a mí puerta, aquel mendigo me contó su historia. Su historia era la vida misma, la crisis, la lucha, el trabajo, el cierre de su empresa…ya no queda don Federico hoy es tan sólo un retazo del tiempo pasado, hoy en el barrio, Fede llega puntual todos los días, sabe que los jueves comemos rustidera de sepia y que contamos con su querida visita, él cree que le hacemos un favor, pero en realidad el que nos hace el favor, es él a nosotros, no me cuesta nada poner comida para un plato más, el trabajo es el mismo, pero su amistad es única y por nada nos la podríamos perder, Fede (que así le gusta que lo llamen) tiene la edad de mi marido y nacido en el país Vasco de familia emigrante, conoció el mejor tiempo de nuestra historia industrial. Su padre Don Federico Ibarra… llegó al país Vasco, procedente de Barcelona, era notario y toda su familia había estudiado una carrera u otra, sus dos hermanos fueron médicos y su hermana Teresa, de las primeras mujeres que tuvieron cabida en aquella universidad, luego se casó con Don Matías Lladró, abogado y economista, por circunstancias desconocidas desaparecido en un viaje a Camerún, en defensa de los intereses de sus clientes y encontrado su cuerpo, varios meses después en la cuneta de una carretera (nunca se conocieron los motivos.) Teresa, fue de las mujeres pioneras en el trabajo, a los treinta años, ya viuda, se hizo cargo de la dirección de una de las empresas de su hermano Federico, por necesidades de la empresa, tuvo que trasladarse a Alemania, donde a los tres años, se casó en segundas nupcias con un político Alemán. Años después regresaron a España y estuvieron viviendo casi a escondidas en un chalet de Denia, donde sólo se trataban con otros políticos y militares alemanes y lo que más le molestaba a Teresa, era ver todos los días la cruz gamada que lucía en el brocal del pozo del jardín de aquel otro chalet, donde se encontraban casi a diario a comer, con antiguos compañeros de su marido. Federico, conoció momentos de gloria y de mucho trabajo, luego las circunstancias, parecía que se alineaban unas con otras, para perjudicar a aquel trabajador nato. En los años finales de los sesenta, un nuevo concepto de la vida nació a la sombra del mayo del sesenta y ocho. Llegaron los Hippies y con ellos las ansias de ¿libertad? Y un nuevo fulgor de las drogas. Hay quien dice que allí, empezó el libertinaje, en España, se instauró el paro y para que los trabajadores pudieran cobrar las indemnizaciones, la débil red industrial, desapareció para siempre. Luego aprovecharon los nuevos empresarios, para medrar y burlar las leyes que todos los días cambiaban, como cambiaban los gobiernos. Como cambian, los gobiernos, ya no era rentable vivir del trabajo, ya no lo es vivir del trabajo, es mejor vivir de las ayudas y los gobiernos, no han sentido escrúpulos, en seguir dando ayudas, aún con dineros que no eran suyos. Murió el resto de empresas, los empresarios pasaron de luchadores a ser los grandes derrotados por Sindicatos y por gobiernos corruptos. Cuando Don Federico, tendió la mano por primera vez, en su alma se encendió una luz, una luz que se encendió en sus pupilas y que le dejó el claro mensaje, ahora ya te has ganado la gloria, ahora, ya puedes vivir en paz. Por favor Fede, no nos falles, sabes que el jueves te esperamos, necesitamos que nos sigas contando tus historias. pepaherrero

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