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sábado, 19 de octubre de 2013

SINFONÍA DE AMOR

Nunca llegará a tus manos, pero tú me has dado fuerzas, no te conozco pero vives en mí, si no te hubiera conocido en mi pensamiento hace tiempo que habría abandonado este mundo. Te escribo esta carta con amor y se la daré al viento para que te busque y te la entregue…María…no hay nada más grande que lo que no ha llegado a existir, tú eres mi sueño hecho realidad, gracias a ti he podido levantar el vuelo y abandonar este triste camastro donde paso mi juventud, donde tenía atadas mis ilusiones, cuando abrí el libro encontré el amor, te seguí y te vi entrar en el conservatorio la lectura se me hizo muy corta, así que decidí pedirte relaciones antes de acabar la lectura y perderte para siempre. Era feliz cuando te iba a buscar a la puerta de tú casa, salías con la mejor de tus sonrisas, que feliz me hacía verte llegar a mi lado, luego cogía aquella funda donde se escondía tú violonchelo y me sentía la persona más feliz del mundo, yo era el elegido entre todos los hombres del mundo para poder llevar tú carga. María…¿te acuerdas aquel día cuando fuimos al cine y a mitad de la película me atreví y cogí tú mano? Luego por la noche, cuando llegué a mi casa, hice una escultura de mi mano y siempre la he mirado cómo si de una reliquia se tratara. ¡María! No hay nada tan bonito cómo lo que no hemos tenido, aquel libro, me enseñó a alargar el día, mientras la vida me llevaba inexorable a mi destino, mi corazón no se daba por aludido y sólo me permitía seguir amándote haciendo de ti mi amor eterno, pero en lo más hondo de mi corazón, sabía que a cada momento la distancia entre tú y yo se hacía más lejana. Aquel día, al salir de la radioterapia, las fuerzas me abandonaron, supe al momento que había llegado el fin de nuestra historia de amor. Al llegar a mi habitación, pedí papel y bolígrafo a las enfermeras, escribí una carta dirigida al viento, en ella te hable de una historia que me hubiera gustado vivir contigo pero solamente me queda muy poco tiempo, la carta se la daré a la paloma mensajera, ella se la dará al viento para que él te la haga llegar y cuando la recibas, ella será testigo de mi amor por ti. Adiós María, ya no me esperes, no podré llevarte de nuevo el violonchelo cómo antes lo hacía, pero mientras te escribo esta carta, mi corazón late con la misma ilusión que cuando te conocí entre las páginas de aquel libro…adiós María mi gran amor de siempre y para siempre, Michel.pepaherrero

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