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miércoles, 21 de septiembre de 2011

!!! LOS MALDITOS "LAMAMIS"...!!! 3ª PARTE

Después de seguir las instrucciones del búho y de recorrer un buen trecho entre romero, tomillo, chaparros y otros matojos y arbustos que nos dejaron las piernas llenas de arañazos, tuvimos que desistir de nuestra búsqueda, la noche nos ganó la partida y tuvimos que regresar hasta los dominios del pueblo Minset.
Todos quisimos ayudar, pero la idea, la tuvo “Yanunca.” “Yanunca” es una tortuga, que hace muchos años, se le escapó a un niño que con sus padres, se encontraba de excursión y fue en un descuido del pequeño, cuando el lindo galápago, puso pies en polvorosa y nunca más se supo de la pequeña tortuga, que hoy con cerca de cuatro kilos de amor y caparazón, es la que aporta la idea de llamar a “Ejem” que aunque ya muy viejo y sin vista, es el que mejor puede ayudar al pueblo “Minset” a recuperar a “Yuné.” La pega, es que “Ejem” vive a unos ocho kilómetros humanos de la montaña, en el avellanar que hay justo al lado del nacimiento del río Vinalopó. Nosotros, nos ofrecimos para ir en el coche a traer al anciano, pero “Yanunca” que conocía las costumbres del anacoreta, dijo, si “Ejem” ve llegar un coche, se esconderá y será imposible contactar con él lo menos en cuatro días, que son los que necesita para terminar con las avellanas que suele llevar en su zurrón, luego, no tendrá más remedio que volver a coger nuevas provisiones de su avellano favorito.
Así que salieron todos en dirección al viejo gran pino, donde un pueblo de pinzones, construyeron sus nidos hace muchos…Muchos años y hoy, todavía se pueden ver, sobre todo al amanecer, cuando salen a buscar su alimento de pequeños insectos, librando así a las cosechas de visitas desagradables. Cuando los “Minset” llegaron al pino, les contaron cual era su problema y porqué los necesitaban.
Sin pararse a repostar siquiera, las pequeñas aves, atravesaron el espacio en busca de “Nora” el águila real que anidaba en la zona y que mientras su marido buscaba el alimento para la familia, cuidaba del nido y de sus hijos, que mañana serán los que ayuden al renacer de la especie en vías de extinción a causa de los venenos y de las escopetas. Cuando “Nora” supo el problema de aquellos habitantes de la zona, que vistos desde sus excursiones de caza y pese a su vista de águila, apenas eran algo más que microbios vistos al microscopio.
Pepa herrero

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