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miércoles, 7 de diciembre de 2011

DE LOS MILAGROS DE LA NAVIDAD - FIN

Mientras la comida se toma su tiempo, Ximet pone la catifa rumbo a la casa de Celeste, donde aterrizó y se posó con toda suavidad sobre la madera que rodea la piscina, dándole un gran susto a los padres de Celeste, que no se esperaban esta visita, pero de todas las formas, nos recibieron como siempre con mucho cariño y nos pidieron que a la vuelta, les acompañáramos a tomar un té moruno que mi sobrino José Lorenzo, es un gran hacedor, mientras Úrsula (la madre de Celeste) la organizaba para el viaje, Roco hizo amistad con la perra de Celeste, una pastora del Pirineo de la que saldrían unos doce Rocos. Bueno ya se acerca la hora de la comida y nos tenemos que volver a Petrel y cuando llegamos de nuevo a casa de Mary-Pili, la mesa nos estaba esperando, para celebrar la comida de Navidad más sabrosa que en la vida he comido. A los demás, también debió de gustarles, porque todos repitieron y siguieron haciéndolo, mientras quedó una sola pizca de comida, los postres, por lo menos a mí, me parecieron muy originales, eran simples almendras tostadas al horno con cascara y todo, luego les quitaron las cascaras y las mojábamos con miel de la zona, yo diría ¡!Divinas!! Marý-Pili, se despidió del grupo, ya que ella se tenía que ir a trabajar (sus turnos son así) y después de darnos muchos besos a todos y de escuchar cantar al Gorrión lo último de su repertorio (que dice que va a subir a Internet) se fue dejando la reunión como un poco coja. Nos despedimos de la madre de Mary-Pili, quien no nos dejó ayudarla en las tareas de limpieza y tomamos el camino para dejar a su vez a Celeste, mientras todos jugaban, mi marido y yo tomamos el té con José y con Úrsula y después de despedirnos, le tocó el turno a Elena. En villa Elena, nos esperaban los padres de Elena, preocupados por su hija…No tenéis que preocuparos, Elena con sus amigos lo pasa divinamente y entre todos, cuidan de nosotros, así que vosotros tranquilos, Elena, le regaló a Ximet uno de sus dibujos y el gorrión, de nuevo nos sorprendió a todos cantando alguna de sus nuevas composiciones, luego Roco y Ximet, hicieron algunos números de doma de perro, pero yo como les cogí enseguida el truco, me hice la loca para no estropearles el número, mi marido, sacó su armónica y con poca armonía, tocó algunas piezas, que por lo menos, tenían más años que yo, pero…Bien. La tarde fue languideciendo, ya estábamos cansados, así que dándoles besos a todos, nos despedimos de Elena (que ya tenía sueño)
Y acompañando a Roco y a Ximet a aparcar la catifa (en la urbanización de al lado) los dejamos a los dos (están pasando unos días juntos). El Gorrión se vino con nosotros hasta casa y abriendo sus alas, nos abrazó con todas sus fuerzas (es muy bruto) y removiendo su antiguo nido, allí se quedó a pasar la noche, mi marido y yo, también nos fuimos a la cama (que felices somos…) pepaherrero

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