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viernes, 25 de mayo de 2012

PARÍS NO ESTÁ, PARÍS SE FUÉ

Se me hacia el tiempo largo, sus dueños se tenían que marchar dentro de dos sábados y por unos días sería mía, sería de nuevo mi querida París estaríamos juntas dos días y luego a esperar el verano en que sus dueños se irían de vacaciones y de nuevo quedaría a nuestro cuidado, pero…PARÍS YA NO ESTÁ, PARÍS SE FUÉ creo que esta mañana, el dios de los perritos pequeños, se dio cuenta de París y cuando la vio pasar, no tuvo dudas. Esta se viene con nosotros. Y es que todos los años, cuando llega la parte final del mes de mayo, cuando los nenúfares abren sus pétalos para saludar al sol por las mañanas, en el cielo perruno, se celebran las fiestas de los más pequeños y siempre ocurre lo mismo, el gran dios de los perros pequeños, acompañado de su séquito, bajan hasta la tierra y se llevan a los perritos más pequeños y guapos, dicen que es para premiar su belleza y su dulzura, pero aunque París tiene belleza y dulzura, para hacerse querer por las personas de corazón más duro, la pena de perder a París, no nos compensa del favor y el bien que le pueda ofrecer a ese dios, es cierto que nosotros sólo somos sus cuidadores en este mundo, pero lo hemos pasado muy mal, ella no quería marcharse, ya habíamos hecho los planes para su próxima visita, teníamos que presumir mucho con ella y ella, se tenía que lucir. Pensábamos hacer los planes para el verano, ella se había ofrecido para cuidar de mí marido, si le dolían los huesos. Y me iba a ayudar a limpiar la casa, luego saldríamos a pasear, para deslumbrar a las vecinas, pero…PARÍS NO ESTÁ, PARÍS SE FUE. Cuando esta mañana me ha llamado mi cuñada, lo ha hecho diciéndome que las fiestas de moros ya están cerca y que me prepare para ir a verlas, pero su voz, se ha ido quebrando, hasta que las lágrimas han inundado su garganta y al tratar de darle ánimos, lo último que hubiera pensado, es que la malvada París, hubiera preferido subir al cielo perruno, que seguir aquí con nosotros, nadie se podía imaginar, que un animalito, siempre feliz y contento con la vida que le había tocado en suerte, abandonara la vida a los seis años, dejando la pena y desolación que puede dejar un animalito muy querido. En su familia, todos sufren su perdida, la pequeña Sara, no se explica lo que esto significa y hace planes para comprarle ropa, cuando vuelva de la fiesta canina en el mundo de los dioses perrunos, Noé, se echa la culpa ¿culpa de qué Noé? Ya sé que tú te sientes el padre, pero eso no te da derecho a pensar que a otro no le hubiera podido pasar, Sandra llora, llora y no encuentra consuelo, pero Sandra despertará de la pena de haber perdido a París y siempre podrá acariciar a Sara y a Alejandro, los únicos que nos volvemos a quedar solos, somos mi marido y yo, mi marido y yo queríamos a este animalito y ahora ella se habrá encontrado con Nuca y con Leal. Disfruta de tú nueva vida París. pepaherrero.

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