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domingo, 18 de noviembre de 2012

DE SAN ANDRÉS A CARIÑO

Si desde Cedeira, el camino hasta San Andrés, fue impresionante, por lo dicho. Caballos y vacas paciendo por la carretera, motivaron mis nervios, en ambos lados del camino hasta llegar a la capilla se San Andrés, están los “milladoiros” túmulos en los que el romero tiene que tirar una piedra, para que el día del Juicio Final, haya constancia de que han cumplido con su promesa, al parecer, llega tan lejos la creencia, que si alguien que hizo promesa, no pudo cumplirla en vida, sus familiares, cuando van a hacer una visita al Santo, guardan un asiento vacío en su coche, o pagan un billete en el autobús para que el fallecido, pueda cumplir con su obligación con el Santo. Es impresionante, ver los acantilados de la zona, al parecer, los más altos de Europa. Y cuentan, que en San Andrés, se cogen los mejores percebes de toda Galicia. A mí, me llamaron la atención, las casas construidas en la ladera del monte y ver que en los tejados de las mismas, pacen las vacas como si estuvieran de tertulia en lo alto de sus casas. Después de una comida a base de percebes, ya íbamos entendiendo el por qué dicen que son los mejores, aunque mí marido se empeñó en que probáramos la tortilla de patatas, que también estaba de lujo. Al parecer, las brujas de la zona, no querían que nos fuéramos, pues desde nada más salir de San Andrés, hasta donde estaban aparcados los coches, un gran chaparrón de agua, caló hasta los huesos, pero con risas y cambiándonos de ropa como pudimos en los coches, empezamos la ruta hacía Cariño. Y allá en lo más alto de la sierra de la Capelada, quisimos ver el sitio donde se cuenta que las brujas hacían sus aquelarres, aquí cuando llegamos, el cielo se abrió y pudimos ver los impresionantes acantilados y hasta creo que el aire, nos trajo las desafinadas voces de las brujas cantoras. Allí permanecimos, durante casi media hora. A la hora de seguir viaje, de nuevo se abrieron las puertas del cielo y fuimos despedidos con una intensa lluvia. El camino hasta Cariño, se iba haciendo un poco cansado, era mucho lo que habíamos disfrutado del día y ya los cuerpos estaban pidiendo un bien merecido descanso, pero todavía nos faltaba la última sorpresa del día, desde lo alto de la revuelta, vimos aparecer como por arte de magia, un monte en forma de mama de mujer, con una base de agua, que es el puerto de este otro pueblo de cuento de hadas, tengo hechos varios cuadros, del pueblo de Cariño y en mí mente perdura su recuerdo, aportando una gran paz a mi corazón, pero ya la noche va cayendo y nosotros tenemos que coger de nuevo el camino de vuelta hasta el Ferrol. Al llegar al cruce con la playa de Valdoviños, nos despedimos de la familia de Loly y regresamos de nuevo a casa, mañana seguiremos viaje hacia las Rías bajas, nos esperan en Pontevedra, ya llevamos quince días por tierras gallegas y aunque nos sabe a poco, tendremos que ir pensando en la vuelta a casa y aunque Galicia, nos tiene embriagados, siempre nos sale la vena de alicantinos, salimos en verano y regresamos en otoño…visca Alacant. pepaherrero

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