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jueves, 15 de noviembre de 2012

LA TARDE

Luz ya estaba desesperada, la tarde, estaba cayendo y no había ningún movimiento en la Carrera de San Jerónimo, hacía más de media hora que esperaba, pero al parecer, nadie había salido aún del Hemiciclo, sabía que a las cuatro de la tarde, daría comienzo la Sesión de Empleo y Seguridad Social, Carlos le había dicho que la cosa, se terminaría enseguida, pero al parecer, estaba tardando bastante más de lo previsto; habían hecho planes, para después de terminar en el Congreso, tenían varias compras que hacer y las Navidades, cada vez se encontraban más cerca. Después de haber tomado su tercer café y de haber fumado cinco cigarrillos, Luz pensaba que Carlos habría tenido algún problema, no era normal que tardase tanto, mientras Luz se desesperaba, Carlos había terminado su trabajo y al llegar al despacho del partido, su jefe, le había entretenido, haciéndole ver algunos detalles, de la campaña electoral de Cataluña, por lo que tuvo que entretenerse más de lo previsto y aunque trató de llamar por teléfono a Luz, su móvil, siempre daba apagado o fuera de cobertura. Carlos al salir, saludó a los ujieres, pero su mente, estaba en aquel discreto bar donde sabía que Luz lo estaría esperando, llegando a la puerta, se encontró con Luz que salía en aquel momento con cara de pocos amigos, iba tan enfadada, que ni si quiera lo vio, al cruzarse con él. Al tomarla del brazo, su cuerpo, dio un respingo, el susto fue mayúsculo y la reacción tardía. ¡Luz, cariño! ¿Qué te pasa? Un momento después, Luz estaba llorando en sus brazos como una niña cogida en falta. Nadie sabe como ha podido pasar, pero mientras Luz está esperando en aquella discreta cafetería, Nerea, la mujer de Carlos y el pequeño Carlitos, han hecho su entrada de forma silenciosa en la cafetería, si Luz, los hubiera conocido, no le hubieran cogido de improviso, pero la sorpresa fue mayúscula, cuando dirigiéndose a ella por su nombre, la señora le pidió permiso, para sentarse en su mesa, al principio, fue a decirle que no, pero tal vez la carita del niño, hicieron que diera su permiso. La conversación, fue corta y fría, Nerea puso al corriente a Luz, de sus relaciones con su marido, de como había engañado a su familia de como sus padres, lo habían avalado sin dudar de él ni por un momento, luego le contó los distintos engaños a la que le había sometido y de como en unos días tendría que abandonar su escaño y desaparecer, si no quería ser encarcelado y condenado por varios delitos. Con lágrimas en los ojos, Luz, vio salir a la madre y al hijo de la cafetería, Nerea, desde el momento en que pudo abrir su corazón y poner en alerta a aquella joven, pareció haberse echado encima muchos, muchos años. Unos minutos después, después de la marcha de aquella mujer destrozada, Luz, decidió no esperar más y salió de la cafetería, sin saber lo que hacía, no vio entrar a Carlos, un velo de sangre anegaba sus ojos, la voz que escuchó, al principio le pareció que no iba con ella, pero cuando se hizo consciente de que era a ella a la que se dirigía, de su bolso, sacó la pequeña pistola que él mismo le había regalado y sin siquiera apuntar, en medio de su pecho, se abrió una rosa roja y antes de que cayera al suelo, ella se había suicidado disparándose un tiro en la sien. Mientras tanto, las sirenas de aquellos coches de policía seguían sonando, al parecer, aún quedaban indignados, que no querían desalojar los alrededores y ellos cumplían con su obligación, leña al mono, que es de goma y a la tocinera…pepaherrero

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