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jueves, 10 de noviembre de 2011

FRESAS SALVAJES 2ª PARTE

Ya están distribuidos los grupos de amigas, se van consolidando y a Mariachel, no le gustan las amigas que le han tocado en suerte, aunque son jóvenes también, no parecen tener grandes ilusiones, algunas hablan de trabajar en “el amor” otras piensan que si encuentran a cualquier “hombre” se pueden casar con él y así, ya tienen resuelto su problema de estancia en el país y hasta Lissa, la más rápida de todas a la hora de conquistar, ya dice que Angel “el encargado” de las fresas ya le ha echado el ojo y ella también le ha sonreído.
Mariachel, está triste, no termina de acoplarse a su trabajo y aunque nadie tiene quejas de ella, son muchas horas en los campos inclinadas sobre las matas de fresas y eso hace que su horizonte, no esté nada claro. Como en el trabajo la han visto languidecer sin que ella misma se diera cuenta, sus mismas compañeras han pedido a Angel que se ocupe de Marichel y Angel que apenas tiene tiempo de ocuparse de sus cosas, se encuentra subyugado por los ojos de una niña-mujer que al parecer, no termina de acoplarse a sus responsabilidades y ve quebrantarse su salud cada día que tiene que acudir al tajo. La cosa no mejora, sino al contrario esa mañana Mariachel ha perdido el conocimiento y ha tenido que ser retirada del trabajo. Angel no sabe que tiene que hacer, bueno si que lo sabe, pero le gustaría poder ayudar a la persona que está sufriendo por falta de adaptación al trabajo, pero las ordenes de la propiedad son tajantes, si una mujer por causas ajenas a la producción no acude al trabajo, debe ser dada de baja y devuelta a su país en el primer medio disponible. Las noches en el barracón son casi peores que en el tajo. La falta de adaptación se hace mayor por momentos y Mariachel, sufre lo que nunca soñó que podría sufrir.
Don Luis Pedrosa, es un joven de vida fácil y bolsillo alegre, su padre Don Alejo Pedrosa, supo lo que es trabajar en la Andalucía de su juventud y luego en la emigración ¿Dónde le faltó que trabajar? Desde niño el trabajo, fue la única oportunidad de la vida y a esa…A esa, no la podía dejar escapar. A los veintitrés años, su fortuna era superior a los cincuenta millones de pesetas, pero sólo diez años después, gracias a los negocios hechos con mucho tiento, a los trabajos en obras públicas, y a chalets de buena promoción, a los diez años, su fortuna, seguía siendo de cincuenta millones…De Euros. pepaherrero

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