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martes, 29 de noviembre de 2011

NARLANDO, PRÍNCIPE DE YÚ

Mientras el otro grupo, después de reducir a su enemigo y tras haberle infringido varias heridas fue llevado a lo más hondo de las mazmorras del palacio, a la espera de ser juzgado por un tribunal, tribunal que reunido de urgencia, declaró al reo culpable de intento de asesinar al príncipe Narlando y por lo tanto, condenado a morir ahorcado en la madrugada del tercer día, sentencia que fue comunicada por todo el reino, para escarmiento de asesinos y malhechores.
Cuando Terés tuvo noticias de lo que había ocurrido, pensó que su dolor no tendría fin, que por su culpa, iba a morir su padre y cogiendo a su perro salió camino del palacio de Narlan, para contarle lo que había ocurrido y pedirle perdón. Los soldados del palacio, cuando vieron llegar a aquella joven llena de polvo del camino y acompañada de aquel perro, cuya sola presencia era suficiente para poner en prevención a hombres bien templados, le cerraron el paso impidiéndole poder hablar con el soberano. La joven dijo que si no era recibida por alguien del palacio, allí se quedaría sin comer hasta perder la vida, al segundo día el Gran Pix (primer ministro del reino) al ver a los soldados haciendo un corro alrededor de alguien, quiso enterarse de lo que pasaba, siendo informado por uno de los servidores del palacio.
El Gran Pix, quiso poner en conocimiento del rey Narlan, lo que a las puertas del palacio estaba ocurriendo y el rey le pidió al Gran Pix que llevara a su presencia a aquella niña, para saber su historia. Cuando habló el rey con Terés y supo lo que había sucedido, mandó traer de la mazmorra al padre de la muchacha, quien cayendo de rodillas ante el soberano, contó a su vez todo lo que había acontecido, el rey mandó llamar a su hijo, quien se presentó ante él y con gestos, le hizo saber que había sido un accidente y que si había algún culpable, ese sería él mismo, ya que el perro lo único que hizo fue defender a su dueña, lo mismo que su padre había hecho tratando de defender a su hijo. Narlan, hizo justicia y a partir de entonces la familia de Terés, entró al servicio personal de la familia real, Catón fue nombrado can oficial del reino y de su estirpe nacieron, Sarón, Marón y Karón entre otros cachorros que fueron fieles a la dinastía Narlan por tiempo inmemorial y se cuenta, que hasta en su blasón, llevaron colgada la figura de aquel Catón primer miembro de la saga de los Catón…por cierto y aunque pueda sonar a royo, la parejita de Narlando Y Terés, también fue prolija y sus hijos llegaron a ser conocidos en los cuatro puntos cardinales como personas justas y de bien. Adiós que se me quema la cena. pepaherrero.blogspot.com

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