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domingo, 25 de marzo de 2012

POR EL VINALOPÓ, PASABA UN DIRIGIBLE...

Era a penas una niña, no sé, cuatro o cinco años y escuché una musiquita que siempre he llevado en mí cerebelo; ¡por el Vinalopó, pasaba un dirigible…! Y allí se terminó la historia. Bueno… del todo no…esta mañana, “muy tempranico”, mí marido que es un sol, me ha despertado y me ha dicho, ¡venga reina, vamos al Vinalopó que el submarino, nos espera! Dit y fet, el camino hasta cerca de Bañeres de Mariola, pisándole las faldas a Sierra Mariola, ha sido un verdadero placer, desde “El Maigmó” por la antigua carretera de Castalla, pinos y romero nos han acompañado, al llegar a Castalla y cruzar el pueblo, empezaba a amanecer, los pajaritos cantaban…y el romero florecía, luego al pasar por Onil, me acordé de sus aceitunas y de Bámbola, aquella muñeca de pelo amarillo a la que tanto quise, y el Xsarita Picasso a subir la montaña, pasando por la tierra de los Minset, hasta coger el cruce de Alcoy a Bañeres, luego dándole un descanso al motor del coche, nos dejamos caer por la pendiente y a mitad de cuesta, entre las granjas, un camino a la derecha, nos lleva directamente hasta el nacimiento del río. El coche se quedó aparcado a la sombra del huerto de avellanas al lado del camino. El submarino, nos esperaba a la salida de la cueva (la Font de la Coveta) al parecer, les había dado bastante trabajo meter en aquel caudal a semejante monstruo, pero…me hacía una ilusión…también existen otros pequeños nacimientos que hacen crecer su caudal, pero como se nos hace tarde, nos embarcamos y…!arreando! a los doscientos metros, el capitán de la nave, descubrió lo que pudieron ser zonas enemigas y estuvo a punto de atacarlas, pero mi marido, conocedor de la zona, le dijo que eran viejas fabricas abandonadas y que unos años antes, sí que hubiera valido la pena atacarlas, para que no contaminasen el río pero ahora…los primeros nueve o diez kilómetros del río están cubiertos de una espesa vegetación, luego se convierte en un secarral, por el que tuvimos que llevar al submarino a hombros…ufff. Por debajo del puente de la vía verde, paramos y desayunamos en el merendero. De su paso por Villena, mejor ni hablamos, a mi pobre marido, le tocó volver a por el coche y con él, remolcar al submarino que ya se me estaba poniendo por montera, hasta que la acequia del Rey, lo vuelve a hacer navegable (si bien, tuvimos que achicar un poco el submarino) las fabricas de cartón de Sax, acabaron con la poca vida que tenía mí pobre río, pero llegando al pantano de Elda, los Taráis, las cañas y otros encantos, hacen que la lágrima fácil anegue mis ojos y casi el río. Muy cerca de Novelda, frente al castillo de La Mola, estuvimos a punto de tener un accidente, habían hecho un salto de agua (no creo que fuera para obtener electricidad, pero es que tenemos en esa zona unas ideas…al llegar cerca del pantano de Elche, el río Tarafa, aporta nueva y salada vida al río, nada más juntarse los dos ríos, en lo alto de un montículo, todavía se distinguen los restos de una atalaya, de la que nos cuenta mi marido, muy serio él, que antiguamente, un pasaje subterráneo, unía aquella atalaya con el castillo de la Mola ¡que bonito! Y detrás del recodo, el pantano de Elche, que ya no almacena agua, por tener rota la compuerta del aliviadero, también cuenta mi marido, que de muy pequeño se iba a bañar allí y que el agua que llegaba, se metía por dos acequias horadadas en la montaña. Allí, despidió mi marido al submarino y aunque el alquiler, resultó un poco caro y además, con lo esplendido que es, le dio dos Euros de propina al capitán, que con los tiempos que corren… allí, me quedé yo, pescando barbos, hasta que regresó el pobre de buscar al Xsara Picasso, con el que seguimos río abajo, hasta ver como se perdía entre azarbes desde Santapola hasta el río Segura donde al final desemboca. Nos hemos chupado casi cien kilómetros, pero ha valido la pena. pepaherrero

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